lunes, 3 de noviembre de 2014

Doña Marta y los buñuelos.

 -¡Mis buñuelos no me los quita nadie! -gritó Doña Marta Palacios el día de todos los santos.
 -Pero mamá -intentó razonar Fran-, es que el médico te ha dicho que controles el azúcar, que 
corres el riesgo de...
 -De ser diabética, sí. Y la he controlado durante meses. ¡Pero mis buñuelos no me los quita nadie!
 ¡Ni los huesos de santo! ¡Faltaría más!
 -Mira que papá lo pasó muy mal con la diabetes.
 -Ya llevo yo control de mi verdura y mi fruta, pero mis buñuelos son míos.

 Era cierto que Doña Marta se estaba vigilando los valores de azúcar y llevando una dieta estricta. 
Pero también que desde hacía meses previno que no dejaría de tomar los dulces propios de la época. 
Le gustaban demasiado para renunciar a ellos.

 -¿Pero sabes que igual esto te condena a no tomar más ningún año?
 -Pues ya los compraré de diabéticos
 -Mira que eso es un lío, que hay que sustituir.

 Doña marta abrió el paquete y sacó dos de los buñuelos.

 -Anda tómate dos y calla.

 Fran efectivamente cerró la boca con aquellos dos buñuelos, y Doña Marta ganó la disputa.
 
 

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