domingo, 17 de mayo de 2015

Doña Marta, Fran y la lavadora.

 -Quienhapuestounalavadorametocabaamíponerlamíaperoestáocupadayahoranosécuandovoya
poderyteníamucharopa...-protestó Doña Marta Palacios viendo que al llegar ella había una tanda de ropa 
lavándose.
 -¡Mamá, que te ahogas!-respondió nuestro protagonista-. He puesto la ropa que dí hace varios días a 
lavar, porque no me llegaba.
 -Perohijosisabesquesiempretelalavomehasdesbaratadotodamiideaycontodoloquetengoquecorregir
vasyteponestúadesordenar...
 -¡Pues corrige tranquila! ¿Dónde está el problema? Además ya acabo y vas a tener túla lavadora libre 
para lo que quieras.
 -Estonohayderechohijocomovoyacorregirsinohepuestolaropaalavarseyseamontona...
 -¡Joder, que ya se acaba! Mira, te pongo tu ropa yo, si quieres.
 -Nihablartúnotocasmiscosashastallípodríamosllegarmásvaldríaqueteocupasesdelotuyo...
 -Pero si es lo que estoy haciendo y también te parece mal. No sé, ¿quieres que te corrija?

 Aquí Doña Marta recuperó su compostura y dijo

 -¡Ni muchísimo menos! Ahora mismo corrijo yo. Eso es sagrado.
 -Ya sabía yo- dijo Fran para sí-, que el trabajo la calmaría. Pero no sé cómo acertar con ella. Si me ocupo
 de mi ropa está mal, y si la doy a lavar, se queja de que la cargo de trabajo.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario