Aquel día, cuando Fran Gordal llegó a casa,
encontró a Doña Marta Palacios echada en una
silla, con la cara torcida en un gesto de
preocupación y llorando.
-¿Qué te pasa, mamá? -preguntó.
-AyhijoquetengoAlzheimeroalgoasíporqueteníaun
librodelabibliotecaynoloencuentroademásdeque
heidoalacompraynohellegadoatiempodenada
ademástengoquecorregiralosniñosporquealgunosya
vanalaselectividadynoquierodejarles...
-Bueno, mamá, si es eso lo que te preocupa nunca
he visto a ningún ancino decrépito con la capacidad pulmonar que has demostrado.
-Peroesquellevotodalatardeynomehasalidonadayyonoquieroacabaryaenunasiloynosercapazdenada
yhacepocoquecumplíañosymeasustopensandocosasquenoquieropensaryaúntengoqueverosavosotros
saliradelante...
-Mamá, tú has perdido siempre muchas cosas.
-Peroesquelohetenidoenlamanoynosécuandolohedejadoysiademásdedescuidadameestoyvolviendo
inútilmeponemuytriste...
-Bueno, yo te prometo que buscaré el libro, relájate y yo hago la cena.
-¡Ni hablar del peluquín! -dijo indignada Doña Marta-. Si es mi final, lo será por el Alzheimer pero tú
no vas a dejarme de lado.
-Traquilízate, yo solo quería que descansaras y te olvidases del libro.
-PorDiosellibrotienesquerecordármeloahoraquelyameponía...-dijo y volvió a sollozar.
En estas llegó Juan que estaba sacando a Diez y fue informado de la historia.
-¿Y consientes que haga la cena en esas condiciones? ¿No ves que tu madre está superada?
-¡Ahora mismo me voy a hacer la cena y os jodéis.
-Bueno mamá -dijo Juan-. Yo solo quería ayudarte además creía que el que no tehubiese salido la
compra
-Ayahoralacompraquetambiénmehadestrozadonopuedomásmeestoyquedandoinútily...
-Pasa de un estremo al otro en instantes -dijo nuestro héroe-. Nunca vi nada semejante. En fin voy a hacer mi armario...
-¡Ni se te ocurra, que aún no he planchado! Luego te dejas toda la ropa fuera! -dijo Doña Marta
-Bueno, Fran, si así funciona...
No hay comentarios:
Publicar un comentario