Fran acudió a casa de tía Maria cristina y tío Francisco. Les iba a
explicar cómo se usaba el ordenador para enviar archivos por
correo, y de paso a ocuparse de su memoria anual de profesora.
La verdd es que conociendo su habilidad, Fran iba dispuesto a
pasar una tarde bastante pesada y molesta, pero el problema era
muy simple:
-Tú por teléfono me dijiste que adjuntase el documento, pero lo
tengo en Drive, no en el ordenador.
-Pues vete a Drive y ábrelo -dijo Nuestro protagonista.
Cuando entraron el la carpeta Online de Gmail, fran observó
algo interesante: el documento se había descargado seis veces.
-Pero yo solo quería uno -dijo tía Maria Cristina.
-Te pasó lo que a mamá, te pusiste histérica a dar al botón, y éste
es el resultado.
-Ya te lo dije yo, y no te fiabas de mí -intervino tío Francisco.
-Hazle caso al tío, que usando el internet está progresando mucho.
-Bueno, pero ¿lo mando así? La plantilla que me enviaron para la memoria está vacía.
-No claro, tendrás que rellenarla.
-Pero es que lo hice ayer.
-Pues una de estas plantillas que tienes guardadas estará rellena, ábrela.
-Es que las he borrado ya, todas menos esta.
-Pues nada, tendrás que reescribirla y enviarla.
-Y yo creo que la envié ayer -dijo tío Francisco
-Que no, que no sabíamos...
-A ver, tía, vete a enviados.
Una vez más, el tío tenía razón. Allí estaba el mensaje, con todos sus detalles, de que la memoria
había sido enviada.
-Pues no sé cómo pudo llegar.
-Tía, haz caso a tu marido, que parece que va progresando -dijo nuestro héroe-. ¿entonces he venido
en balde?
-No, por favor enséñame.
Hora y media más estuvo nuestro protagonista explicando con detalle todos los pormenores de los
mensajes. Tía Maria Cristina tomaba apuntes histéricamente, como esos estudiantes que intentan
captar toda la explicación y se lían ellos solos. Al final quedó satisfecha. Tío Francisco aún preguntó
una duda menos sobre cómo se cargaban fotos, que fue rápidamente comprendida.
-Pues has sido muy útil, Fran, toma un dinerillo por tu paciencia.
-Gracias, pero no tienes que pagarme, es un placer.
Fran, con su dimnero en el bolsillo y su deber cumplido, se dirigió rápidamente a casa, al tiempo que
hacía cábalas sobre cómo usaría aquel dinero. Sin embargo, Doña Marta Palacios lo sacó de tales
pensamientos:
-Ayhijomenosmalquehasacabadoconmihermanaporqueyoestabamuynerviosaporquetengoquehacerla
declaracióndelarentayaunqemehanenviadoelborradornosécomoabrirlotenecesitabaparaquemedes
clasesdeinternety....
-¡Dios! ¿Y tiene que ser ahora?
-Síporqueeltiemposeacabaynolotengohechoademásdequelonecesitoparaotrosmuchospapelesque
pensabaresolverlasemanaqueviene...
-¡Joder, que me he pasado la tarde hablando de internet!
-Puesquéquieresquelehagatuhermanohasalidoyyonecesitoesoyayahínohayquienabraperotenemosque
tenerladeclaracióncuantoantes...
-Está bien, pero como me llamo Fran que este verano tú aprendes a usar el ordenata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario