-¡Joder,
en plena cuesta de enero! -dijo Fran al ver a aquellos dos hombre
traer la lavadora nueva.
-Y
hemos tenido que recibirlos -añadió Juan Gordal,dado que como era
habitual Doña Marta Palacios estaba en el trabajo y sólo ambos
hermanos podían hacer ese pesado trabajo.
La
lavadora quedó instalada y los hermanos hablaban sobre ella:
-500
palos con lo que está cayendo, una mañana terrible para nosotros,
arreglar toda la casa, vestirse antes... De verdad, odio esto
-Pero
peor era esto Juan. -Fran señaló el mueble debajo de la pila donde
se acumulaba la ropa pendiente de lavar-. Y no es lo más grave, mira
la ropa tendida.
En
efecto, la ropa tendida estaba empapada por el mal centrifugado de la
lavadora antigua. Tardaba días en secarse, y volvía la operación
de vestirse cada día realmente complicada.
-Bueno,
claro, nadie compra estas cosas porque sí, supongo que era
necesaria. Pero yo me quedo sin ropa en las rebajas.
-¡Si
no ibas a poder lavarla!
-Yo
solo digo que no me apetece todo lo que hemos tenido que pasar hoy.
-De
acuerdo, y a mí tampoco, pero es necesario. De hecho, ¿Por qué no
metes ahora una lavadora con tu ropa pendiente y mañana lo verás de
otro modo?
-Bueno,
te haré caso. ¡Pero de momento el día de hoy ha sido terrible!
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