miércoles, 13 de enero de 2016

Los callos fatales.

-Bueno, yo creo que he elborado una cena de lo más suculento ¿no? -dijo Juan Gordal orgulloso.
-Pero ese jamón, Juan, lo has sacado de un trozo para cocer. ¿Estás seguro de que mamá no iba a utilizarlo?
-Hombre, las judías ya se han utilizado y si no lo echó allí...
-Bueno, si tú lo dices me lo como.

Aquel refrigerio a las dos de la madrugada fue muy bien cogido por el estómago de los dos hermanos. Sin embargo, el día siguiente, domingo, antes de que ambos reaccionasen la voz de Doña Marta anunció un desastre:

-¡¿Quién ha cogido el jamón de los callos?!
-¿Cómo?
-Teníaisallíjamónenlonchasparabocdillososhabéiscomidoeldeloscallosyahoraquélespongovosotros
creéisquehayderechoesparamataros...
-¡Joder, mamá, lo siento! -Dijo Juan-. Yo creía que eran para la fabada de antes de ayer y...
-Perosilafabadatuvojamóndedóndetesacastetalestupidezyteníaisparavosotrosestonohayderechono
sepuedecontarconnadaporquesoisunoshambrones...
-Mamá -intervino Fran-, llegamos ayer tarde. Teníamos hambre y lo cogimos.
-Teníaishmbreytmbiénotrascosaspescadojmónperovaísyoscoméisesto...

Juan, deseoso de redimirse de su error tuvo una idea y pasó por la picaadora el jamón en lonchas

-Echa esto en los callos.
-Loecharéporqueesloquehayperoyoteníamijamónyhabéisjodidoloscallosnosépoequenoos
estranguloahormismoyaversiestoremediaelplato...

Todavía estuvo Doña Marta palacios media hora echando su bronca interminable mientras los callos se cocían. Y al sacarlos, Doña Marta parecía haber superado su mal humor con la solucción que había improvisado Juan. Pero otro hecho vino a ensombrecer aún más el plato:

-¡Se ha pegado! -dijo Fran-. Joder, con lo buenos que están los callos, estos parecen malditos. El niño venía de nalgas desde el principio en este parto.
-Partoslosmíosconvosotrosquehabéisdesgraciadoelplatoyencimaahoraloqueréisbuenoyoosmato
todavíatenéisredañosdequejarosmedanganasdpasarosacuhillo...
-Bueno, mamá, no digas eso tampoco, vamos a remediarlo.
-Remediarloesqueosloscoméisahoramismoyaprendéisacomerloqueesparacadaamomentoyosdejáis
dehacerlosexquisitos...

Fran hizo un esfuerzo y terminó su plato. Juan le dio parte del suyo a Diez que sí se lo comió. Pero aquella tarde, el perro, al volver de su paseo empezó a vomitar y se pudo muy alicaído. La familia tuvo incluso la tentación de llamar al veterinario de urgencias.

-No, hombre -dijo Fran-, está malo de la tripa pero nada más. Algo le ha sentado mal.

Ese comentario encendió las alarmas en la familia:

-A ver si van a haber sido los callos, que los habéis tomado tú y mamá -dijo Juan
-¡Coño! -exclamó Fran-. Es verdad. A ver si mañana mamá y yo nos enfermamos. Esos callos estaban malditos.
-Nimalditosninadavosotrososcomísteiseljamónmedanaganasdemataros...
-Mamá, cálmate, y han pasado horas de eso y...
-Comossihubiesenpasadosigloshambronesosestrangulabaahoramismo...

Fran optó por el movimiento más diplomático:

-Bueno, mira, vámonos a dormir, y mañana será otro día, es muy tarde.
-Peroyoseguirémolestaporlodeljamónoshabíadejadoyoscoméisesteyoosmatabaymequedbanuevaes
quetengaustedhijosparaesto...

La bronca de Doña Marta siguió hasta una media hora después de que ella misma se acostase, la seguía echando desde la cama. Nuestro héroe calló en un sueño profundísimo, y durante unas ocho horas todo se calmó. Pero a la mañana siguiente tenía ardor de estómago y vomitó varias veces. L primera nada más levantarse:

-Ya no hy duda, esos callos estaban malditos -dijo pálido y retorciéndose de dolor.
-MalditosyunalecheosestácastigandoDiosporcomeroseljamónyaqueyonolohiceavuestrosañoses
vergonzosonosécómo me contengo...
-Mamá, no me grites encima.
-Los callos estaban maldito, y tu madre es inagotable, Fran -sentenció Juan-. A la par que indestructible porque a ella no le ha afectado.

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