-No, yo últimamente me
he comprado ropa -dijo nuestro protagonista.
-Compara las veces que
compras una cosa y que comprar otras. Ni tebeos, ni libros...
-Pero si tengo más
libros en casa de los que puedo leer, mas los de la biblioteca
-Pues no sé, deberíamos
comprar más d algo.
-Joder Juan, que me
hable de ir horas a probarse ropa una chica con sus redondeces, su
culito y sus tetitas, lo soporto, pero tú.
Al decir esto Juan se
echó a reír y se puso a pensar en ello:
-Sí, hombre y
preguntarte si realza bien mi culito la ropa.
-Ya te digo, y deberías
meterte unos zapatitos de tacón para parecer más alto y esbelto.
Los dos hermanos se
pusieron a hablar de aquella estupidez y riéndose entre ellos,
cuando de pronto apareció una mujer de mediana edad reprochándoles:
-¿Qué os hace tanta
gracia? ¡Pues nada que lo disfrutéis les dijo en mal tono.
Ambos se quedaron
cortados. Ahora no sabían qué decir.
-¿Hemos ofendido a esa
señora?
-Pues parece que sí,
pero no sé por qué
-¿Se habrá creído que
nos burlamos de las mujeres?
-¿O le habrá pasado
algo de lo que decíamos?
Juan echó una carcajada
y se cortó de pronto.
-Pues nada, a ver si
alguien se molesta.
-Joder, a no reír como
en El Nombre de La Rosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario