-Me gustan estas dos
porque conservan algo de la policromía que tenían -dijo Fran.
-Esoestámuybienhijoperorecuerdaesavictoriaaladaquehemosvistoalentrarylasestatuasdeatletasquese
movíansolasdebienqueestabanhechasseñotaqueeranyahelenísticasporsuperfección...
-Bueno, sí, pero estas
me han gustado por eso.
-Perotambiénesmuycuriosoverobjjetosmáscotidianosmásprosaicosquelasestatuascomoesedisco
firmadoporeldiscóboloquelolanzóescmoesosbalonesfirmadosdehoyyelrecipientedeaceitequeledaban
alganador...
Doña Marta se perdió
en su verborrea mientras nuestro prtagonista veía la última sala
con unas esculturas de guerreros que recordaba del Museo Británico y
que le sorprendieron enormemente por ser restos de una de las siete
maravillas del mundo antiguo, el Mausoleo de Halicarnaso.
-De las que no quedan en
pie -dijo nuestro protagonista-, es la que mejor se sabe como era,
por sus restos que han quedado y por las descripciones.
-Síhijodebíaserunacosaincreíbleenpiesiestospedacitosquehayaquínosimpresionandeestemodocon
tantasesculturastantaalturayesacuádrigaenlacúspide...
-Además yo siempre he
pensado una cosa: viendo cómo se perdieron casi todas las maravillas
del mundo, esta me alivia un poco pensar que por lo que se perdió
fue por un terremoto, no como el coloso, por ejemplo que fue para
vender el bronce.
-Yahoraquelodiceslanaturalezaparecemenosdestructivaqueelhombreporquedeestehaquedado
bastanteotrasnohaynirestostienesrazónparecequeloshumanosomosgilipollas...
-Lo difícil que debió
ser construirlas y qué fácil destruírlas sin que quede rastro. Más
incluso que el terremoto.
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