-Sí, si yo he visto
vídeos de lo que les enseñan a hacer y son capaces de muchos trucos
-dijo Juan intentado sonreír.
-Y no parece tener miedo
-decía nuestro protagonista pensando que preferiría agarrar otras
cosas de aquella chica que la rata negra que sujetaba entre las
manos.
Desde hacía tiempo Fran
había oído en diversos programas en la tele que las ratas eran
mejores que los hamsters por varias razones para tenerlas en casa.
Que pese al estigma que pesa sobre ellas por transmitir enfermedades
podían llegar a conocer a sus dueños, traer objetos pequeños,
resolver problemas de lógica, etc. Pero aun así entrando en aquel
local hevi les había sorprendido que las dos chicas más guapas que
había llevasen en una caja con un macho de esa especie llamado Coco.
La tuvieron un buen rato, observaron que sí parecía darse cuenta de
quién la cuidaba, que buscaba a sus dueñas, que no tenía miedo a
las personas.
-La primera vez que la
vi casi la pego un escobazo -dijo la señora hevi que atendía en el
local.
-Sí, porque no es ni
siquiera blanca de esas que ahora se crían, es negra.
-Yo la metería en mi
casa tranquilo -dijo nuestro protagonista.
-Déjala mejor con
nosotras -dijeron las chicas y se fueron.
-¡Pero cómo se te
ocurre decir eso ! -le reprendió Juan
-¿Qué? ¿Eran
lesbianas? -preguntó Fran provocando risas en varios de alrededor y
desesperación en Juan.
De todas maneras al
contar la anécdota observaron que la tía Maria Cristina se
horrorizaba, que el primo Mario pensaba que solo si habían echado un
buen polvo justificaba tener en la mano a aquel animal, y Carolina en
cambio la encontró encantadora y se rió.
-Llevan demasiados
siglos transmitiendo peste, rabia y otras enfermedades para que la
gente las trague -dijo Fran
-Y tú llevas demasiado
tiempo diciendo burradas para que te hagan caso por mucho que tragues
con la rata -dijo Juan.
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