-Pues estaban muy buenas estas judías
verdes mamá -dijo Fran sobre el primer plato--. Y sabes que a mí es
difícil que me guste la verdura.
-Puesdesuegundohabíaunosfiletesbuenísimosdecontraempanadosestarándeliciososyaloveréisaunque
noséporquénosalíahoybienelrebozado...
Esta afirmación en la perorata de
Doña Marta Palacios alarmó a Juan y Fran, que ya se esperaban algún
desastre en el mismo. Cuando aparecieron los filetes , nuestro
protagonista hizo un esfuerzo por reprimir una exclamación de
sorpresa y por decirle finamente a su madre el tremendo error que
había cometido:
-Estooooo... Mamá... ¿Por qué los
filetes están llenos de granos de arroz crudo?
-Andaeraesopuessevequeelpanrayadoestabaenunbotequnosevaciódeltododearrozy...
-¿Y no te diste cuenta cuando lo
rebozabas?
-Yocreíaqueeranmiguitassonblancostienenlamismatexturaytamañoy...
-¡Me cago en la leche, aquí nunca
hay forma de comer proteína! -gritó Juan.
Fran probó los filetes pensando que
quizás se rebozado no estubiera tan malo una vez pasó por la
sartén, pero...
-No, no hay por dónde cogerlo. El
arróz está duro y da mal sabor
-Buenohijospuesbastaconquitarleselrebozadoyomelovoyacomeryloqueharéserátenermáscuidadocon
losbotes...
-¿Y los seres humanos qué comemos?
-dijo Juan.
-Bueno, algo en contraremos. Pero mir
que joder así el arroz y la carne...
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