lunes, 23 de octubre de 2017

¿Cómo pudo cuajar esto?

-No me puedo creer que tú estés jugando a eso -dijo Juan Gordal viendo a su hermano cargar en el ordenador un juego del mítico Spectrum.
-Joder, es La Abadía del Crimen. Un juego mítico que hay que conocer.
-Mira que tenéis manía los de vuestra edad de meter los videojuegos en el campo de la cultura.

Esto último era, en efecto, discutible, pero si hay un jugo que esté cerca de ese campo era sin duda La Abadía. Pretendía llevar al los jugadores a vivir la aventura de Fray Guillermo de Barkerville y Adso de Melk que retrató en El Nombre de la Rosa Umberto Eco. Con un mapeado impropio de la ´poca de los 8 bits y una mecánica donde darle al coco era tan importante como jugar bien había pasado a la historia de los videojuegos sobre todo en España. Pero esta mecánica fu precisamente lo que más se le atragantó a nuestro protagonista. Y no por obligarle a pensar. Un semana después de su glorioso descubrimiento, Juan le preguntó si ya se lo había pasado:

-No me he pasado la primera pantalla, hermano.
-Joder, pero si ahora hay guías, mapas... No me puedo creer que estés ahí.
-Pero si ese no es el problema, el problema es que no hay Cristo que mueva bien a los personajes con el control del Spectrum.
-Si estás usando un ordenaor de ahora.
-¿Y qué te crees? Reproduce los mismos controles. ¿Cómo hacíais para jugar aquello?
-Oye, que yo no tuve el Spctrum. Tú sí tuviste consolas.
-O sea, eres más tonto que algunos monos a los que enseñaron a manejar apratos.
-Pero tú ya sabías. Te cambian el aparatito y ni jugar puedes.
-Bueno, será cuestión de seguir. Pero no entiendo cómo con estos controles los videojuegos pudieron cuajar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario