- ¡Qué algre! ¿Te ha dicho buenos
días una tía?
-No, es que le han dado el Nobel a
Haruki Murakami. Es la primera vez que dan un Nbel a uno que ya haya
leído.
-Pero si tienes las estanterías
llenas de Saramago, Cela, Vargas Llosa, García Márquez...
-Sí, pero esos los leí después de
que recibieran el premio. Pero por primera vez podré decir que
conocía al que ha recibido el Nobel este año.
Fran entnces cayó en la cuenta de que
su hermano se las daba de muy leído y escribido por aquello. Estaba
tan exultante que nuestro protagonista no quería romper su alegría.
Pero luego pensó en lo pedante de dárselas de culto por aquello y
contraatacó:
-Bueno, Juan, pues siento que ya seas
tan mayor.
-¿Cómo?
-Piénsalo bien, desde los 16 años
llevas leyendo literatura y nunca te había pasado eso. Me consta que
conoces mucho mejor que la mayoría de la gente las técnicas
narrativas más variadas. Y aun así hasta ahora no le habían dado
el Nobel a uno que conocieras. Está claro, eso pasa cuando uno es
viejo, no leído.
-¡Serás hijo de la Gran Puta!
-No, no, leído, yo conozco a los
nóbeles de otros años, no al de éste.
-Eres un cabrón. Luego te quejas
cuando yo te chafo las ilusiones.
-Bueno, te queremos igual, el mundo
necesita también viejales pedantes.
-Y canallas como tú.
Fran disfrutó viendo a su hermano
tragarse la ira. Luego le pediría perdón por hacerle rabiar. Pero
por una vez que putear fuese en ese sentido no iba a pasar nada. En
el fondo es com un crío, pensaba para sí nuestr héroe.
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