lunes, 16 de octubre de 2017

El tarro de almejas.

Fran estaba pegándole un trago a su cerveza cuando una carcajada de su hermano le sobresaltó. N veía cerca ningún motivo de risa por lo que le preguntó.

-Tú nunca te enteras de nada -le reprochó Juan haciendo esfuerzos por que nadie le oyera
-Bueno, luego me lo dirás.

Unos veinte minutos después los dos hermanos se dirigieron a casa y Juan le explicó:

-Es que esa chica tan mona del flequillito que había a mi izquierda estaba hablando de otra y creo que ha dicho que era más lesbiana que un tarro de almejas. La expresión me ha hecho gracia.
-Bueno, sí, pero creo que es una suerte que la haya dicho una chica, porque la decimos tú o yo y nos pondrían de machistas recalcitrantes.
-No creo que tanto.

Fran alzó la vista y comprobó que justo delante de él estaba la chica que compartía mesa con la que había provocado las risas de Juan.

-Pues ahora si quieres se lo explicas, dile que te has reído mucho con lo que ha dicho su amiga.
-¡Joder! ¿No puedes callarte un poco?
El grito de Juan alertó a la muchacha que preguntó:

-¿Vosotros no estabais en el bar de antes? ¿Qué no queríais que oyera?
-Pu... pues... que tu amiga... -tartamudeó Juan
-Joder, ya os vale a los tíos, qué cotillas sois. Y luego decís de nosotras.

Cuando el semáforo se puso verde, aquella chavala se alejó definitivamente de los dos hermanos.

-Bueno, Juan. Puedes elegir. ¿Prefieres pasar por machista o por fisgón?
-Tú en cambio siempre pasarás por notas y tontol´haba.
-No te enfades el hecho de que vayas pegando las orejas a las mozas...
-Ya vale, que encima me toca siempre pagar el pato de tu indiscreción.


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