domingo, 18 de febrero de 2018

300 euros.

Por fin había llegado el momento. Aunque a nuestro héroe no le gustaba nada ir de compras, por primera vez en mucho, mucho tiempo tenía dinero y tiempo para ir de compras y adquirir un abrigo que reemplazase su ya muy dañado anorak para el frío. Con esta intención se plató en el establecimiento habitual. Tras un vistazo observó varios abrigos colgados que le llamron la atención. Con cualquiera de ellos estaría caliente en los días de frío y elegantes. Pero al mirar el precio se desanimó: ¡Más de trescientos euros! Tenía asumido que debería gastarse el bolsillo, pero no hasta ese extremo. Bueno, se dijo. Voy a dar una vuelta por aquí. Algo habrá. Pues había miles de modelos, de colores, de tallas... Y solo ese precio. Pasados unos diez minutos uno de los dependientes de la tienda se interesó por nuestro héroe.

-¿Le puedo ayudar en algo, caballero?
-Pues estoy buscando un abrigo, más o menos del estilo del que llevo que cueste entre 100 y doscientos euros.
-Muy bien. Venga aquí.

El dependiente le llevó a un rincón donde había varios abrigos que eran poco más que una tira de plástico, sin forro interior ni ningún tipo de aislante.

-Hombre -dijo nuestro héroe-, me gustaría algo más abrigado.
-Bueno, de eso tenemos, pero el precio le va subir un poco.

Le mostró justo lo que nuestro héroe pretendía evitar esos anorak de ahora estrechos y con un acolchado que parecían el muñeco de Michelín. ¡Y a 300 euros!



-Vamos a ver -dijo nuestro protagonista-. Le he pedido algo más barato y que no fuese en ese estilo, y me muestra ese estilo y al mismo precio.
-Bueno, es que un abrigo bueno cuesta
-Si voy atener que gastarme lo que vale un abrigo de lujo en uno normal, para eso me llevo el de marca.
-Ahí tiene todos los de marca.

Nuestro héroe hervía de rabia. No podía ser que en todo aquel establecimiento no hubiera un abrigo de uso diario a precio normal. ¿Realmente costaba ese dinero vestirse en estos tiempos? ¿Y aunque el abrigo fuese horroroso? Seguro que no. Por esto -se dijo- por esto odio comprame ropa. Cada vez que la quiero es una tarea de semana y media.

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