-Otravezsehaquemadolagomadelaollaapresiónyheperdidolaválculaahoraelpurévaaserincomibley
miraquecambiamoslagomahacepocoperonohaymaneraestaollanodamásquedisgustos...
-decía Doña Marta Palacios.
-Mamá -dijo nuestro
héroe-. Después de volver a atornillar la tapa, comprar otra
válvula, cambiar la goma... ¿no sería ya hora de comprar otra
olla?
-Buenohijoesquetúloquierestodonuevoperoalomejoryasíloquehayquehacerescomprarotraollaporque
hemoscambiadoéstamilvecesynoparadedarproblemasperoesquenotengotiempo...
-¿Quieres que compre yo
otra? ¿Por qué no me dejas el dinero y te la traigo yo?
-¡Haced lo que queráis,
pero no queméis mi comida ni mi cocina! -dijo Juan Gordal que
llegaba en ese momento.
-AyhijoquepesadoeresdesdequetehadadoporlacocinaerespeorquelosdelprogramadelChicoteaversite
vasalateleadecirlo...
-¿Pero mejor que todo
esto no sería traer otra ollla? -preguntó Fran
-Hijotehedichoqueesloquehayquehacerperonotengotiempoyademássepuedetraerotragoma...
-¡Idos de mi cocina!
Y fran dejó por
imposible aquella discusión.
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