lunes, 17 de diciembre de 2018

Habrá que ir a Argentina.

-¿Y te gustaría entrar? -preguntó Juan Gordal a nuestro protagonista.
-Hombre, no pagaría una entrada e iría en el cordón policial, pero siempre he dicho que no hay nada parecido en el fútbol mundial. A Argentina de momento no puedo ir, y si me lo traen aquí...

Y es que el Boca-River era algo inigualable. Desde el principio en la ciudad de nuestro protagonista se habían echo comparaciones entre aquella final y las dos que disputaron los equipos de la ciudad entre sí en la Champions. La Copa Libertadores, su equivalente sudamericano, había juntado en la final a los dos equipos más conocidos de Buenos Aires y de Argentina. Todos los problemas del fútbol argentino y la violencia exacerbada en los estadios salieron a relucir con ello. La final se jugaba a ida y vuelta y ambos partidos tuvieron que ser aplazados. Nuestro protagonista recordaba cómo al principio de la eliminatoria había dicho que le parecía excesiva la medida de que no pudieran entrar en campo extraño los aficionados del equipo visitante, y ambos equipos parecieron empeñados en darle la razón. El colmo llegó con el ataque al autobús de los bosteros en la segunada intentona de jugar el partido de vuelta. Y con todo esto, después de dar muchas vueltas, se llegó a la conclusión de que lo mejor era... ¡jugar el partido en la ciudad de nuestro héroe!. Fran había pensado en ir a verlo.

-Pero Fran, si ya sabes que son así de bestias y que los jugadores argentinos buenos hace ya mucho que juegan en Europa.
-Pero sigue siendo algo único de ver, y si nos acercamos por ahí...
-¿No has visto ya lo malas bestias que son?
-Mira, Juan, aquí vendrán los más calmaditos, los que pueden permitirse un viaje de esas características.. Y nuestra policía tiene más medios y mejor organización que la de Argentina...
-Joder, estáq bien, iremos.

En esto sonó el móvil de nuestro protagonista. Era Carolina Gordal:

-Oye, que os esperamos el domingo para comer, es el cumpleaós de Alvarito. ¿Fran? ¿Fran? ¿Me oyes?

Nuestro héroe se quedó un poco parado viendo cómo su plan saltaba por los aires. Juan en cambio parecía feliz:

-La familia es útil por cósas como éstas.
-Bueno, yo a Cárol la quiero mucho... Pues nada, definitivamente nunca veré eso hasta que no vaya a Argentina.
-Pues qué quieres que te diga, yo me alegro de librarme de los bestias esos.
-Y de las argentinas que tanto te van.
-¡Serás canalla!

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