viernes, 8 de marzo de 2019

Un estudiante jodido.

-Pues dirán lo que quieran, Fran -dijo Juan Gordal a nuesttro protagonista, pero esta calle tiene menos papeles.
-Ya no nos ocurrirá otra vez que encontremos diez euros, como aquel día -respondió éste.

Atocha, después de las obras de mejora parecía otro lugar, y con frecuencia se veía trajinar por la plaza a los barrenderos. Parecía, en efecto, difícil encontrar papeles en el suelo, pero al volver una de las esquinas, ambos hermanos encontraron algo sorprendente. Había un fajo de apuntes para algún estudio, algo relacionado con fórmulas químicas, por lo que se veía desde fuera. Y era un fajo bastante grande, con muchas páginas.

-Joder, esto sí que no le vale a nadie más que al estudiante que lo haya perdido -dijo Juan.
-Y llegando casi a los exámenes. Pobre chaval -remachó nuestro protagonista.
-¿Y en estos casos qué se hace? -preguntó Juan.

Ninguno de los dos hermanos sabía qué contestar. Desde luego, como ambos habían convenido, ese hallazgo era inútil para nadie más que su dueño. Y para éste, sin embargo, podía ser sumamente importante e incluso decisivo en próximos episodios de su vida. ¿Se le ocurriría buscarlo entre la plaza de Atocha? ¿O habría algún lugar donde se pudiera guardar para que llegara?

-¿Si se lo damos a los del Metro? -dijo Juan.
-Si no ha vuelto a su casa en Metro no creo que se le curra mirar ahí. Me temo que la conclusión es clara: este chaval va a tener un serio hándicap en sus estudios esta vez.
-Yo también lo creo. ¿Lo echamos al menos a reciclar?
-No sé, si volviera a por él...

Mientras los hermanos pensaban cómo resolver aquello, una ráfaga de viento elevó y dispersó las páginas en mil direcciones.

-Pues nada, decide el viento por nosotros -dijo Fran.
-Y la verdad, parece que somo los únicos en la ciudad que les ha preocupado. Nadieha movido un dedo.
-Sí, a veces no sé si somos muy solidarios o muy idiotas, visto lo visto.


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