domingo, 24 de marzo de 2019

Tinto de verano embasado.

-Pero si no era hoy, Juan. Cárol y Alvarito vienen a comer mañana -dijo nuestro protagonista a su hermano.
-Pues no lo sabía, pero bueno, ya que lo he traído, vamos a tomar este tinto de verano.
-¿Ahora? ¿No sería mejor dejarlo para mañana?
-No, Fran. Yo quiero ahora, reconozco que es raro, pero es mi ndebilidad.

En efecto, Juan Gordal parecía haber desarrollado una extraña querencia por el tinto de verano embasado, y no dejaba de buscar excusas para traer una botella. La más usual eran las visitas de su hermana y cuñado. Los dos hermanos tomaron un vaso y ofrecieron a Doña Marta Palacios, que como era de esperar en ella, lo rechazó con vehemencia.

-Me gusta más que el vino puro, y me parece mejor que la coca cola -decía Juan Gordal
-A mí este me parece como muy azucarado y muy artificial. Pero bueno, he tomado. Casi no queda, hay poco en cada envase encima.
-Bueno, pues lo acabamos.
-Ayhijosyonosécómoospuedegustaresoyademásesotrabotelladeplásticoparalosembasesluegonos
quejamosdequesellenenlosmaresnohayformadequitarlosdeenmedionidecasayluegoestánbuscando
dóndemeterlosenlosmares... -intervino Doña Marta.
-Tranquila, mamá, yo lo bajo -dijo nuestro protagonista.

Así lo hizo nuestro protagonista, y el día pasó. Carolina y Alvarito llegaron como prometieron para la comida del día siguiente.

-Hay que celebrarlo, Fran. Tráeles un tinto de verano -dijo Juan
-¿No preferirán cerveza, conociéndolos? -preguntó nuestro protagonista.
-Pues traeles cerveza, pero a mí un tinto de verano.
-Mira que te ha dado fuerte con esa mierda -dijo nuestro protagonista, y bajó. 


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