domingo, 3 de marzo de 2019

El mono.

-Bueno, Juan -decía nuestro protagonista-, entonces, te sientes mucho mejor desde que no fumas ¿verdad?
-Sí, si mejor me siento, pero... ¡Espera!

Juan persiguió como hipnotizado a una chica que pasó a su lado. Parecía como levitar, hasta movía ligeramente la cabeza. Además no mantenía una línea recta, zigzagueaba levemente según se movía la chica de delante. Al cabo de un rato, ésta se detuvo en un cruce y en la papelera que había pegada al semáforo depositó un cigarrillo. Y entonces Fran comprendió.

-Ya ves -dijo Juan-, cada vez que alguien fuma a mi lado me vuelve a dar esta especie de mono, y a veces hasta intento tragarme los humos.

Nuestro protagonista se quedó muy sorprendido, aunque entendía lo duro que era siempre superar una adicción de cualquier tipo. Pero ver a su hemano casi levitar por aquello le parecía el colmo.

-Joder, Juan, cuando te has puesto tras esa chica creía que eras un puto baboso que la perseguía pensando obscenidades. Luego he visto que no, pero no sé qué es peor.
-Es que no se me pasan las ganas. Ya te digo que sentirme, me siento mejor. Pero sigo todo el rato pensando en esto.
-Bueno, por lo menos ya no sales de los bares para fumar ni te vas por las noches...
-Si eso es de lo peor. Muchas veces más que el fumeteo echo de menos esas cosas que van asociadas, salir a la calle, tomar el aire...
-Pero si todo eso lo estás haciendo ahora.
-Sí, pero no es lo mismo. Esa pausa de estar en un bar viendo un partido y salir en el descanso es única.
-Pues mira, en lo que no pienso yo cuando veo un partido es en el descanso.
-Pues ya lo ves, hasta ese punto es jodido dejar esto.
-Con lo fácil que era no empezar, como hice yo.
-Bueno, no te tires el rollo, que tñu con la comida eres la leche. Cuando intentas hacer dieta eres mucho peor
-Pero comer, de un modo u otro, hay que hacerlo siempre.
-Sí, el caso es ver la paja en el ojo ajeno,


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