—Entonces,
¿te ha gustado? Cuando salió fue un pelotazo —comentó
Juan Gordal
—Sí,
es una historia de miedo muy buena. Y el dibujo, sobre todo, le va
como anillo al dedo.
El
Hombre Garabateado era
una de las últimas grandes sensaciones del cómic europeo. Nos habla
de la historia de una familia compuesta únicamente por mujeres —sí,
sí, como lo oyen. Todas nacen de aventuras de una noche, de
encuentros esporádicos con hombres y se crían sin presencia
masculina—, dedicadas a la literatura con desigual fortuna, que
empiezan a ser víctimas de fenómenos extraños a desde el momento en que la
matriarca de la familia sufre un hictus. Extraños personajes del
pasado de la anciana empiezan a parecer y reclamar objetos y
servicios a la familia. Todo ello se va mezclando con referencias a
la cultura centroeuropea y a leyendas judías.
—Frederic
Peeters tiene un dibujo muy bueno, le va genial a la historia.Y le
conocíamos de otro tipo de relatos. El fantástico este no parecía
lo suyo —dijo nuestro protagonista—. Consigue dar sensación de
familiaridad de todas las mujeres, consigue una expresión que va de
maravilla a todo, y el terror, que parecía una cosa ajena a él está
muy bien tratado.
—Yo
no conocía al ese guionista, Serge Lehman. Lo deja todo de
maravilla, muy bien atado, y logra que todo encaje.
—Es
un tebeo que aconsejaría a todo el mundo. Me parece lógico que
tuviera ese éxito.
—Desde
luego, y además gusta leerlo, es agradable.
—Y
más agradable aún descubrir que sigue haciéndose buen cómic
europeo.
—Hombre,
eso siempre, mucho mejor que las grandes franquicias americanas,
digan lo que digan.
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