viernes, 21 de febrero de 2020

Estos deciden sobre quién tiene perros.

Nuestro protagonista hacía cucamonas a aquel perro. Su dueño, un minusválido en silla de ruedas miraba la escena con una sonrisa de ternura en la boca, al tiempo que llamaba al animal:

Vamos, Costras, vuelve aquí. Que bien le habéis caído, por cierto.
Es que hemos tenido perros durante la mayor parte de nuestra vida. Ahora queremos coger y cuidar otro, pero lo ponen muy dificil —explicó Juan Gordal.
Pues ahí arriba tenéis a un grupo que dice que los da en adopción.
Sí, pero te obligan a esterilizarlos, a controlarlos un mes su veterinario, que no puede ser el tuyo, a presentarte a varias inspecciones... Parece que uno fuera un criminal.
No sé, igual es necesario —razonó el minusválido—. Desde luego ahora ya es raro ver perros abandonados.
Igual —dijo nuestro protagonista.

En mitad de su conversación hubo de apartarse para dejar paso a una chica que bajaba del grupo pro-adopción de más arriba. Al llegar a la altura donde nuestros protagonistas y el minusválido hablaban, el perro Costras hizo un leve movimiento hacia ella.

Aaaaaaaaaaaaaaaah... —gritó aquella chica al pasar— ¡Agarradlo!

Fran hacía esfuerzos por recuperar la normalidad tras la perplejidad que le había producido semejante comportamiento en alguien que supuestamente promovía el gusto y el buen trato con los animales. Juan, mientras sujetó a Costras y se lo devolvió a su dueño.

¿Ves? A este hombre nunca le podríamos dar uno de nuestros animales.
Pero si no ha hecho nada malo, el animal —decían Juan y Fran casi al mismo tiempo
Luego todo son excusas. ¿Veis por que hay que controlar tanto a quién se le da un perro?
Lo que no entendemos es que esos requisitos los mida alguien que conozca tan poco a los bichos.

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