Otro
día amanecía sobre la ciudad donde vivía nuestro protagonista.
Pero era un día muy extraño, como lo eran todos desde hacía un
tiempo. Se despertó a la vez con ganas de moverse y de hacer cosas y
con un enorme cansancio a cuestas. Saludó a su madre:
⸻Buenos
días, mamá. ¿Cómo lo llevas?
⸻Con
mucha rabia, hijo. Esto no lo hubiera imaginado en mi vida.
⸻Se
te nota, ni siquiera hablas con tu torrente de voz actual
Nuestro
protagonista pensaba en las cosas que podría hacer: ordenar la casa,
buscar trabajo (aunque para qué si la actividad económica estaba
completamente parada), leer... Cualquier cosa que mantuviera su
cabeza ocupada hasta las 12:00, hora en que haría su programada
rutina de ejercicios para el confinamiento. Mientras vio las noticias
en el ordenador: la pandemia que tenía su ciudad y el mundo en esas
condiciones no aflojaba. Aquel día habían muerto en su ciudad más
enfermos de aquel mal que de todas las demás causas juntas.
⸻Ven
a oír la misa, hijo, a mí me levanta la moral.
⸻Somos
personas diferentes, mamá.
Nuestro
protagonista se consumía sin nada que hacer, pensando en algo que le
levantara la moral, en cosas que hacer cuando todo pasara... En los
últimos días si tenía algo bueno a lo que agarrarse: se había
pesado y seguía su progresión. Ya andaba cerca de bajar de 100 Kg.
Con ese ánimo llegó a las 12 y llamó a Juan Gordal.
⸻Vamos
a entrenar, Juan.
⸻Sí,
Fran. ¿Cómo lo llevas?
⸻¡¿Cómo
voy a llevar no poder salir de casa y ver continuamente que el mundo
va a peor?!
⸻Pues
yo en cambio, cuariosamente es cuando mejor me he sentido en el año.
He tenido catarros varios y cuando viene esto estoy bien.
⸻Tú
siempre fuiste un ser especial. Te sientes mejor cuando el mundo está
jodido.
Y
así, en esta peculiar espiral, llevaban nuestros protagonistas más
de una semana sin vislumbrar el final. Fran algunas veces se había
preguntado como debíó vivir la humanidad durante ciertas
catástrofes que había estudiado en la historia. Ahora lo vivía en
primera persona. Y veía que quizás, la historia no es tan buena
cuando uno la vive en primera persona.
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