⸺Pues
qué quieres que te diga, la inteligancia artificial dirán que
tiene muchas cosas buenas, y seguro que sí, pero yo también veo
que quieren aplicarla a cada gilipollez... ⸺comentaba
nuestro protagonista.
⸺Estás
un poco obsesionado con eso . Es para ayudarnos, no va tocar nada de
nuestra esencia ⸺le
razonaba Juan Gordal.
⸺Pues
he oído hace poco, cágate, que están pensando cómo pueden
aplicarla a la gastronomía. Ya no podemos tomarnos un chuletón con
patatas, no. Tiene que ser una mezcla hecha por un robot.
⸺Bueno,
los ingredientes serán los mismos.
⸺Pero
mira, mira qué al pelo viene esto ⸺dijo
nuestro protagonista y se volvió al escaparate de una pastelería
que exhibía unas tartas de extraño aspecto.
Lo
que vieron los dos hermanos ahí era un cuadro de horror: tartas con
formas geométricas precisas de múltiples colores ⸺colores
por lo demás artificiales, chillones⸺ que más parecían obras de
pintura y escultura que comestibles. Juan, con todo, no lo veía mal:
⸺Pues
no comas esa mierda y punto.
⸺Pero
es que esto es sólo el principio. Verás cómo va a llegar la jodía
Inteligencia Artificial a meterse donde nadie la llama.
⸺Bueno,
Fran. Todavía no se va a rebelar contra nosotros. Tú estate
tranquilo, controla lo que puedes controlar, y aprenderemos a vivir
con ella.
⸺Porque
no queda otra, pero yo quiero comer nutrientes, no figuras
geométricas.
⸺Sabes
perfectamente que esto lleva nutrientes muy comunes.
⸺Y
multiprocesados, no me jodas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario