Un año más llegó la hora de abrir los regalos de los Reyes Magos. Aun en tiempos de pandemia el punto final de las navidades era uno de los momentos más mágicos del año. Aquel año, sin embargo, se había dedicado más que a caprichos a cubrir necesidades. Como las camisetas de color liso que había recibido Juan:
—Bueno, a ver si se pueden cambiar, porque tanto insistir en que quiero ropas sin dibujitos ni estridencias y llegan de los colores más chillones posibles...
—La madre que te parió, Juan, ni los reyes aciertan ya contigo —respondió nuestro protagonista
—PuesyosoylamadrequeloparióymisReyeshanacertadomuchísimoporqueyonecesitabauncamisón
paracasaaunquelobuenoseríaquenosquitaranyaestapandemiaypudiéramosreunirnosqueaunqueno
hemosdejadodehablarnoshansidounasnavidadesraras...—contestaba Doña Marta.
—Mamá, igual hoy o mañana vienen Carol y Alvarito, que tenemos cosas para ellos. Yo iré a la óptica a por mis lentillas y gafas para verlos bien. Con algo del dinero que me han dejado en el zapato ya me compraré tebeos o libros. Pero espero que este año lo que de verdad nos traigan los reyes sea un trabajo.
—Eso es lo fundamental, Fran. Pero eres tú el que solías decir que lo importante de las navidades es coger fuerzas para todo el año —intervino Juan.
—Y las hemos cogido. Hemos tomado energía, hemos resuelto nuestras necesidades y sabemos lo que queremos. Casi dan ganas de escribir una carta a los Reyes para el curro.
—Peronooshabéisdadocuentadeloprincipalqueoshandejadomepareceincreíbleesteañotenéisun
regalomaravillosodelosReyesquenosoiscapacesdeverparecementirayeselqueyomásdeseabayherezado
enlasmisasdetodaslasNavidades...
—¿El más importante? —preguntaron casi a coro Juan y Fran Gordal.
¿Habría algo en las casas de los allegados de los Gordal Palacios que no supieran? Desde luego estaban agradecidos por los presentes recibidos pero no caían en ninguno que destacara por encima del resto:
—¿Es aquí o en casa de otros, mamá? —preguntó Fran.
—Esencasadetodosayhijoquécortoyquématerialistaeresnotedascuentaylotienesdelantepiensaalgo
muyimportantequenotodoshantenidoestasNavidadesalgoquegustateneryqueseechabaenfaltayseha
pedidoenlasmisasdondeibaytodo...
—¿En las misas?¿Algo de los curas?
Doña Marta contestó entre sorprendida e iracunda:
—Lasaludhijoquesiempresedespreciaypareceqeestágarantizadanotedascuentadequeseguimosbien
cuandoyaseanuncianvacunasytodoyquieraDiosqueseaasíhastaqueacabeesteepisodioperodemomento
saeguimossincontagio...
Juan y Fran cayeron entonces. En efecto era todo un regalo no haberse visto afectados en ningún momento pòr el virus que desde casi hacía un año los afligía. Y como ellos La Tía Maria Cristina, el primo Mario, todos los amigos de la familia... Sí, en efecto los mejores regalos de los Reyes no siempre sonb materiales. Y aquel año había mucho que agradecerles.
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