Sin embargo, lo que le abrumó fue una
sensación extraña- Lo único que no
se había leído
de la revista era un anuncioa doble página de muebles para diversas zonas de la casa,
destacando sobre todos ellos una estantería. No había nada en aquel anuncio de una
cadena de productos de hogar que pudiera atraerle, pero sentía una ansiedad extraña
siendo lo único que no se había leído. Dos páginas de la revista que se iban al limbo.
Durante lo que a él le parecieron horas, pero en realidad debieron ser poco más que
dos minutos, Fran dio vueltas a la cabeza pensando si se dejaría eso o completaría
su lectura entera. Los pensamientos se agolpaban en su mente: Eran dos páginas... Dios,
esto es lo que menos me interesa del mundo... Pero me he leído todo... No soy capaz
de completar ni la lectura de una revista, soy un mierda... Vamos a ver, lo que es de
tarado es querer leérsela pase lo que pase... Y al final no pudo resistirlo. Se
empapó en la elegante madera de la que estaba hecha aquella estantería, en lo fácil
de montar que era, en lo mucho que luciría en su casa. Y cerró la revista aliviado,
pero sin la certeza de haberse comportado como lo haría una persona equilibrada. Cuando
salió de la cocina Doña Marta palacios le explicó lo que había oído por la radio:
—Aquíestabandiciendoquetienenunosmétodosdepersuasiónincreíblespareaqueunopresteatencióna lapublicidadhijoquecadavezseperfeccionamásyohealucinadoconalgunosaunqueporejemployasabía quecolocandounanuncioenunlugaruotrodeunarevistayatecondicionan... —Que va, mamá, son tonterías —dijo riendo nuestro protagonista.
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