Gordal se dirigió al cajón a dejar unas cuantas bolsas de plástico que no quería desechar
debido al problema medioambiental que este material estaba provocando en su planeta. Y
cuando las metió allí observó hasta qué punto estaba lleno ese depositario de plásticos.
―Pues tú has visto que nos hemos llevado el
carro, dos bolsas de tela y que hemos evitado
en todo lo posible usar plásticos. ―Pero hemos tenido que usarlas para traer lo de
la frutería y las medicinas de mamá. ―Lo he visto, pero sinceramente no sé qué más podemos hacer.
A lo que se amontonaba en el cajón, nuestro protagonista sumó los envoltorios de varios
alimentos y recordó los dos cubos llenos que sacaban de su trabajo cada día. Nuestro
protagonista se inquietaba cuando pensaba en los océanos de su planeta llenos de desechos
de plástico que estaban acabando con ciertos ecosistemas e intoxicando a los seres vivos.
Intentaba no obsesionarse con ello, pero en momentos como aquel el problema aparecía
claro y diáfano ante sus ojos.
―Lo que tenemos en ese cajón es ya una cantidad de plástico respetable. Da para una de esas
islas que dicen que se forman en ciertas zonas del mar ―comentó. ―Pero es necesario para conservar ciertos alimentos y para la higiene. ―Eso es lo que más me raya, que no le encuentro alternativa. ―Bueno, ese no es tu trabajo. Tú haz lo que puedas y que los científicos trabajen para encontrar
otros materiales. ―Desde luego, pero a ver si actúan rápido.
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