—¿Disfrutas en serio con esa película?
Si no hay ninguna más típica y
previsible —dijo Juan Gordal
a nuestro protagonista. —Pero precisamente, es de las que
construyeron el mito del oeste
americano. Y está muy bien hecha
con todos los elementos típicos. Río Bravo era una de las cimas
del western , dirigida por Howard
Hawks, uno de los maestros de
dicho género —aunque desde luego nunca llegaría a la altura del dios cinematográfico de nuestro
protagonista, John Ford —, con casi todos los rostros reconocibles de este tipo de films, empezando,
como no, por John Wayne, y con un típico argumento de la tierra de la frontera: un sherif
incorruptible y valeroso ha osado por fin plantar cara un forajido, que resulta ser hermano del cacique
del pueblo. Este terrateniente y sus secuaces intentarán por todos los medios liberar al bandido una
vez que es detenido por el sheriff. Pero el valeroso oficial y sus ayudantes se arman de valor y resisten.
—Es una historia mil veces contada, pero con mucha pasión y esmero. No me extraña que se
convirtiera en un clásico —dijo Fran. —Hasta el nombre es típico. Que hay Río Grande, Río Lobo, Río Rojo... Todos los ríos del oeste
—respondió Juan. —Ya, pero es que la construcción de los mitos también es un logro. Y esta película lo consiguió. —Si están además que si Dean Martin, John Wayne... Cualquier red neck de la América más
negra te hubiera podido construir esta película. —Bueno, las batallas y tiroteos hay que ser un maestro para poder rodarlas de este modo —dijo Juan. —Supongo que hay que considerar su época. —Eso también, pero yo te digo que hacer lo mismo que todos pero mejor que nadie no es fácil. Por
eso disfruto viendo esta película y la recomendaría a todo el mundo —sentenció nuestro protagonista.
Ficha de la película, aquí.
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