jueves, 6 de octubre de 2022

Una reliquia de tiempos peores

 

 

Aquella chica alegró la vista
a nuestro protagonista. Una
chavala guapa, vestida
seguramente para alguna fiesta,
arreglada con una vestimenta
que dejaba ver lo
voluptuoso de sus curvas.
Cuando llegó a ella, sin
embargo, Fran observó un
detalle que creía propia de
tiempos pasados, cuando él
tenía más o menos la edad
de la moza: por encima de
su camiseta se veían las
tiras de plástico
transparente de un
sujetador. Fran recordaba
en sus años de veinteañero,
tampoco tan lejanos, que
esa idea había
hecho furor, cosa que
no entendía, pues se notaba si la portadora sudaba, y de todas
maneras se notaba aquella parte del sostén que parecía incomodar a sus portadoras,
que nunca a los que las veían. Total, lo importante, creía nuestro protagonista,
de los sujetadores, era llegar a desabrocharlos, algo que tampoco se le daba mucho.
Curiosamente unos pasos más adelante estaba la entrada de una discoteca donde se veían
muchas chicas arregladas de forma similar, y muchas llevaban las tiras del sujetador
bien visibles. Eso es mejor que lo otro, por Dios, dónde va a parar cuando una de ellas
se acercó a Fran:

Señor, ¿puede hacernos una foto? dijo esa moza pasándole el móvil.Sí, claro respondió nuestro protagonista sonriendo mientras por dentro murmuraba lo que le
 escocía el que se dirigieran a él como «señor».

Al buscar con la lente del móvil el encuadre, nuestro protagonista tuvo una imagen aumentada
en la cuál, aún con sus pensamientos en la cabeza, miraba si alguna de aquellas chicas llevaba
unas tiras transparentes. No encontró ninguna, pero estuvo tonteando con el móvil un buen rato.
Parecía que en efecto, eso era algo excepcional.


¿Pasa algo, señor? preguntó la chica extrañada por la tardanza en sacar la foto.Nada, chica, sois transparentes para mí respondió Fran mientras le devolvía el móvil.

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