—Bueno, di algo.
Ya ha ocurrido
—presionaba
Juan Gordal
a nuestro protagonista. —Es que esto,
sinceramente, es mucho para mí —contestaba nuestro protagonista mirando aún con los ojos
como platos la radio
—Pero si no has dejado de ver nunca al Atleti liarse de las manera más inverosímiles.
Lo cierto es que en la personalidad del equipo de nuestro protagonista estaban los tropezones ante
equipos fáciles, las pérdidas absurdas de partidos, el sufrimiento... Parecían abonados a ello. Pero
aquella eliminazión de la champions no era ya sufrida, era bizarra, extraña. Inconcebible. En el
partido contra el Leverkusen el Atlético de Madrid había llegado al final empatando con
posibilidades aún de triunfo y de seguir en la competición. Al final parecía capaz de lograrlo, pero
el gol no llegaba. El árbitro pitó el final y todo parecía perdido. Pero el colegiado ordenó la visión
por el VAR de la última jugada, que se convirtió en un penalti a favor del equipo de nuestro
protagonista. Lo lanzó Carrasco, falló, cogió el rechace Saúl y lo estampó en el larguero, y Reinildo
no acertó a meter el segundo rebote, que dio en el pie de Carrasco. Tras un penalti y dos rechaces
fuera de tiempo, la eliminación de la Champions era un hecho. Un hecho de la forma más grotesca
que nadie podía imaginar. Fran de pronto recordaba todas las veces que había presumido de la
personalidad de su equipo, de que eso convertía el fútbol en más emocionante, etc.—Pero todo eso eran excusas. Ahora ya parecía superado . Esto no me cabe en la cabeza. No podía
imaginarlo —seguía comentando Fran —A fin de cuentas es otro partido más. Ya perdió el Atleti tres finales de forma poco explicable. —De forma quizás cruel, pero con mucho más sentido que esto. No sé qué me queda por ver. —Igual un meteorito sobre el campo cuando ganéis otro título... —No sé, las derrotas del Atleti siempre me acaban superando.
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