―Míralo. ¿No es bonito? ―dijo
Juan Gordal sobre los dos Dibujos
de Enki Bilal que colgaban
orgullosamente de su pared. ―Desde luego, yo he sido el
responsable.Nuestro protagonista hizo
aquel comentario con intención
de que su hermano rabiara, pero
este, sorprendentemente lo
recibió muy bien. Para sorpresa
de Fran asintió y se lo agradeció:
―Desde luego, sin tu marco esto no hubiera sido posible.Sobre esos dibujos los dos hermanos habían llegado al acuerdo de que Fran comprara un par de
marcos para la colección de su hermano, saldando de paso un favor anterior. El menor de los
hermanos había cedido gustoso, pero atribuirle el mérito del asunto era excesivo.
―Juan, tú has buscado el cuadro, has decidido donde ponerlo, has buscado la forma de que
resaltara... Yo sólo he puesto 20 euros en un marco que, por cierto, también has escogido tú
―comentó Fran. ―Pero tú has ayudado a tu hermano. ―¡Me cago en la leche, Juan! Yo no he hecho nada.
Aquí nuestro protagonista se dio cuenta de que, paradójicamente, quien estaba perdiendo la
paciencia era él cuando había ido a intentar picar a su hermano. Cambió de táctica:
―Pues la verdad es que Bilal no me gusta mucho. Preferiría un Marvel.
―Pues es verdad. Voy a buscar algo de Thor y pagas tú.Fran se mesó las barbas pensando que estaba perdiendo facultades. ¿Sería posible que su hermano
ya no se tomara tan enserio el cómic? Habría en el futuro que buscar otras formas de hacerlo rabiar.
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