Marcelo, y nuestro héroe acudieron a aquel lugar con con cierta curiosidad. Según les había
contado Carolina Gordal era un local donde se reunían los fans del movimiento gótico.
Además había algún rollo sexual y bdsm dentro.
—Dijo que veremos muchos cuerpos de todo tipo—comentaba Marcelo. —Es como una discoteca gótica con jaulas y gente en pelotas—respondió nuestro personaje.
En la puerta preguntaron a una cajera si podían pasar. Ésta les preguntó:
—Os han informado del sitio que es ¿no? —Que sí, joder, vamos dentro —respondió Marcelo.
Al entrar dentro nuestros protagonistas observaron que estaba decorado como una mazmorrasombría y que en efecto varias personas de ambos sexos se paseaban medio en pelotas conalguna prenda de cuero como única vestimenta. Algunos incluso practicaban sexo a la vista de todos.
—Bueno, no está tan mal. Vamos a pedir —comentó Marcelo.Mientras nuestro protagonista pedía un Ballantines con Coca-cola una mujer de avanzada edad
le preguntó si le invitaba.
—No estoy para eso, señora —respondió nuestro personaje—. Venga, vamos a ver si Carolina
está abajo—dijo a Marcelo.Nuestros protagonistas observaron a Carolina en el centro de un grupo de góticos de varias edades.
Uno de ellos agarró a Carolina y le plantó un beso en los morros. Fran se quedó desconcertado
unos segundos, pero Marcelo acertó a comentarle:
—Vaya, tienes nuevo cuñado. —Habrá que conocerlo —dijo Fran—. Bueno lo importante es que entre tantas chavalas alguna
igual nos hace caso. Vamos.
Fran saludó a su hermana.
—¡Qué valientes!¡Os habéis atrevido a venir! —dijo Carolina—. Mira, Fran, vas a conocer a Miguel. —Tú eres el hermano de Cárol. Bienvenidos. Bueno, pues esto es el rollo gótico-fetish. ¿Lo conocíais? —Joder que soy mayorcito—dijo Fran—. Mejor voy a hablar de con esa amiga vuestra.
Fran entró a aquella chica, que de forma bastante contundente le hizo saber que no le interesaba
ningún trato con él:
—No sé con quién vas a estar mejor—dijo Fran. —Pues hasta que tú has venido estaba de maravilla. —Lo siento Fran —comentó Carolina riéndose— No había venido a esto. —¿Y a todas estas, donde ha ido el tontolculo de Marcelo? Espero que entre tantas tías, alguna
semidesnuda, algo habrá encontrado. —Bueno, parece que no os asusta. —¡Coño! Que somos tíos adultos. ¿Qué puede pasar de malo aquí?
Entonces Marcelo llegó acompañado de alguien cuya sola presencia importunó a Fran: la mujer
de mediana y casi avanzada edad que se había encontrado en la cola de las bebidas.
—Fran, que dice esta señora que vayamos con ella.Para acabar de arreglarlo, la luz de la planta inferior Fran la vio y estuvo bastante seguro de algo
que no había notado arriba: la mujer tenía muchas trazas de no ser ni siquiera tal mujer.
—¿Pero tú estas tonto, Marcelo, o es que ahora te van los travelos?—dijo nuestro protagonista. —Tú ven, ya diremos algo. —Anímate, cariño —dijo ese casi seguro transexual con un tono que a ambos les heló la sangre. —Una mierda, tú ta has metido en esto, ahora sal tú —sentenció nuestro protagonista. —Preguntabas lo que podía pasar de malo. ¿Lo ves ahora? —dijo entre risas el tal Miguel. —Ya, bueno. En fin, bueno es conocer este lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario