sábado, 2 de diciembre de 2023

Un agujero en el talón


Fran se vestía con prisa para llegar a su trabajo. Por suerte tenía todo en el cajón muy bien organizado

para estar en condiciones justo después de salir de la ducha. Si la ducha en pleno invierno era para
Fran una de las acciones más duras de las que son habituales en la vida cotidiana, vestirse después de
ella era el momento en el que el mal trago quedaba definitivamente atrás. Así que nuestro protagonista
se enfundó rápidamente la camiseta, los calzoncillos, allí estaban los pantalones, el jersey y cuando
todo parecía estar perfectamente claro en los piés surgió el problema. Aunque nuestro protagonista
había dejado preparados sus calcetines y calzado al ponerse los primeros descubrió algo que le cortó
el ritmo. No se explicaba cómo era posible ni que tuviera en su cajón unos calcetines con un agujero
de tal tamaño que dejaba a la vista todo el talón. Si hacía tiempo que en cuanto veía un boquete de
aquel tamaño tiraba el par a la basura. Se le habría pasado. Volvió al cajón y encontró otro par en
mejores condiciones. Salió corriendo de casa y al llegar al trabajo... Sí, cuando se vestía de faena
en los vestuarios notó que llevaba puesto el calcetín del agujero. Bueno, si se vestía rápido nadie
lo notaría, pero había que tirar ese par a la basura en cuanto llegara a casa. Por suerte en aquel lugar
todo el mundo estaba demasiado ocupado en sus tareas como para prestar atención, aunque el
calzado de protección que llevaba dejaba el talón al aire. Cuando la jornada acabó llegó a casa y
se puso cómodo.

Pero he estado todo el día pendiente de que nadie lo notara ―explicó en casa―. Y paseando por 
los pasillos con el talón al aire.Alomejoreraporesoporloquehabíaahíentucuartounoscalcetinesfueradesitioqueyomehepuestoa
ordenarquedecíaquealniñonolehabíadadotiempoyresultaquehasestadopobretodoelratoconeseagujero
perobuenoyaestásencasa...―comenzó a decir Doña Marta.

Fran pasó lo que quedaba de día y se fue a dormir, pero al día siguiente, cuando fue a ducharse, se
dio cuenta de que había pasado toda la noche con los calcetines agujereados. Tomó por fin una
decisión clara:

Voy lo primero a tirarlos, porque parece que los hijos de perra se empeñan en alargar su último
 servicio. 



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