Fran observaba en la televisión un reportaje sobre Takes Kubo, jugador japonés de la Liga de
fútbol del su país. El nipón era una estrella en su club y, sobre todo, en su selección. Era el rostro
más reconocible en el país de nuestro protagonista de la evolución del fútbol asiático.
—Ya no son rarezas. Ya llegan con regularidad
a Europa y algunos son de los mejores en su
puesto, como Kim Min—jae,
el coreano del Bayern que yo creo que es de los tres mejores defensas
centrales de ahora seguro —dijo nuestro protagonista. —Puesyonoloshesolidoversíhevistomuchossudamericanosyafricanosqueaunquesuspaísessigansin ganarlmundialvieneaEuropaysonestrellasperocuandomipadreveíaelfútbolloqueveníaneranhúngaros alemanessudamericanosy...—comenzó a decir Doña Marta Palacios. —Bueno, ganar un mundial el difícil y estos aún les queda lejos pero lo que sé es que los jugadores
asiáticos hace algunos años eran una cosa excepcional y ya llegan y triunfan —continuó Fran. —La verdad es que igual de toda Asia no sé, pero de Corea del Sur y de Japón que están ya totalmente
integrados, que los chavales oyen el Kpop ese, que todos hemos leído mangas como Capitán Tsubasa
que precisamente iba de fútbol, pues no me extraña que vayan teniendo presencia —observó Juan
Gordal.La afirmación de Juan se vio reforzada cuando los autores del reportaje sacaron una entrevista
personal a Kubo en la que hablaba español casi sin acento.
—Estechicocuántollevaaquíhablaespañoligualitoquenosotroseljaponésqugraciosoparecedequíyono hubieranotadoqueeraunjaponéssinolehubieravistolacaraparecementiracómosedesenvuelveaquíyaver siloveomás... —peroraba Doña Marta. —Es que através de diversas etapas ha estado viviendo en España casi desde los diez años —comentó
nuestro protagonista. —Pues ahí lo tienes. Japoneses y coreanos, ya a todos los efectos son occidentales —insistió Juan. —Nos mandaron aquel manga como avanzadilla, sí —concluyó Fran.
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