―¡Qué tiempos aquellos donde los días 22 y 23 eran de juerga y borrachera con Marcelo, Julián
y estos! Ahora tenemos familias, trabajos, algunos estamos lejos...―comentó nuestro protagonista.
―Ya, y que ya no tienes energías después de trabajar de verdad como lo haces ahora ―comentó
Juan Gordal. ―No jodas que cuando estudiaba tampoco era todo tan fácil y me iba a esos días sin problemas. ―Bueno, pues llama a Marcelo o a quien pilles y os vais. ―Ya lo he hecho y no contestan.
―Bueno, te quedarás
aquí con tu paga y
tu familia y... ―No me han pagado
más. En fin, por lo
menos no tendré
que ordenar los
pedidos y ponerme a tener
todo limpio y en orden...En ese momento Doña Marta Palacios comenzó a entrar en la casa. Estaba observando lo que tenían
en la nevera para fechas tan señaladas y pensando en cómo podía prepararlo.
―Elcorderoestámuybienperoacordarlosdesacarloatiempodelcongeladorylosembutidostraedvosotros loquequeráisqueyomepodréacocerlosmariscosylespondremosunamayonesaqueyalaprepararemosy supongoquetendremospastaparalasopadealmendra...―comenzó a decir la matriarca de los Gordal
Palacios. ―¡Joder! Parece que sí que voy a tener que ordenar un pedido después de todo ―sentenció nuestro
protagonista. ―Ahora ves la navidad desde el lado adulto ―respondió Juan ―Puede ser pero te digo: no es igual que cuando ordeno pedidos en el trabajo. Va a venir Julián, con
Marcelo quedaré cualquier día, estamos todos juntos, vamos a cenar... ¡Viva la navidad y por muchos años! ―Felicidades, Fran. Voy a partir turrones. ―Eso. Nunca dejemos de celebrar.
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