sábado, 11 de mayo de 2024

Un butronero llamado Francisco Gordal

 


Otra vez había llegado el momento. Renovar sus pantalones era una de las cosas que más
temía nuestro protagonista, ya que era incómodo y caro. Tocaba una tarde de ir a su
establecimiento de confianza a probarse pantalones y sacar unos 150 euros de su cuenta
para renovar su vestuario.

A lo mejor si no esperaras hasta que revienten todos no
 tendrías que hacer estos gastos —le
 recriminó Carolina Gordal.Pero es que ir a probarse pantalones es de lo que menos
 me gusta hacer. Ya sé que las mujeres
 no lo concebís, que a vosotras os gusta probaros ropa,
 pero a mí me causa una ansiedad e incomodidad que no alcanzo ni a explicar con palabras.

Por lo menos aquella vez el dinero lo había ganado el propio Fran, que recordaba la terrible
vergüenza que suponía pedir a otros miembros de su familia esa cantidad de billetes. Y sí, parecía
que estaba más delgado de lo que había estado hacía poco tiempo, por lo que la situación tenía
una pinta algo mejor que en otras ocasiones. Mientras bajó de sus casa pensaba nuestro
protagonista en si era realmente necesario y notando que aquellos pantalones, los
penúltimos que le quedaban empezaban a agujerearse por esa zona donde se rozan y suelen
reventar, pues sí, la respuesta era obvia. Con ese ánimo se encaminó al cajero y vio
el bajón que de una vez pegó en su cuenta, que tanto le costaba alimentar, al extraer
esa cantidad. Notaba ya los sudores fríos de la ansiedad que esa tarea le provocaba
siempre que la realizaba cuando empezó a animarse al acercarse a su establecimiento,
pensando que ya estaba hecho, y cuanto antes acabara antes se libraría de aquello. Sin
embargo al llegar le esperaba una mala sorpresa. La verja del establecimiento estaba
bajada y un cartel decía algo terrible para nuestro protagonista:

CERRADO POR TRASPASO
Nuestro protagonista empezó a hiperventilar penando dónde podría realizar esa tarea en adelante.
Parecía, se dijo, que no se trata de buscar pantalones, sino de buscar tienda. Y solo de pensarlo 
se sintió tan mal que volvió a casa sin los pantalones.Volver sin hacer las cosas es lamentable lo mires como lo mires —le dijo Juan Gordal.Pero... pero... pero... ¿Tú te das cuenta de lo que me espera? Buscar por toda la ciudad, guardar
 la pasta, volver...Creo que voy a asaltar el local a ver si todavía hay allí pantalones.Venga, te vas convertir en delincuente sólo para no buscar tienda.Pues asesino quizás no, pero butronero, me valdría la pena. 


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