miércoles, 5 de agosto de 2015

Doña Marta agarra la perra.

-Aquí está su correa, el comedero, la pelota... -dijo nuestro héroe repasando la bolsa de Malita, la perra de tía Maria Cristina y tío Paco.
 -Sí, ya puede irse. Y la voy a echar de menos -dijo Doña Marta Palacios, sollozando un poco.

 Fran no daba crédito a sus ojos. La perra había estado una semana en la casa, el tiempo de que los tíos de nuestro protagonista hiciesen un viaje al extranjero. Ahora volvían a por ella, y era hora de devolverla. Pero Doña Marta parecía estar perdiendo al mismísimo Diez a tenor de su reacción.

-Joder, mamá, ni que fueses una niña de ocho años. Sabías a lo que venía, y dónde está si quieres ir a verla. ¿Literalmente vas a coger pla perra?
 -Bueno, pues yo la echo de menos -dijo secándo se los ojos.
 -Diez es nuestro perro y ella sólo estaba de paso. No hay para tanto.

En aquel momento llamaron al portero automático. Eran, claro, tía Maria cristina y tío Paco. Nuestro protagonista cogió la bolsa y la perra y bajó con ellos en el ascensor.

Malita, mi perruna! - Tía Maria cristina la llamaba así.
 -¡Qué bien la habeis cuidado! Se nota que es ella, pero de buen aspecto que tiene está irreconocible -añadió el tío.
 -¡Y se va así, sin mirar a nosotros para nada! -sollozó Doña Marta.
 -Mamá, son sus amos.
 -Pero yo mañana iré a sacar a Diez sin ella y estoy muy apenada.
 -Joder, mamá. Que los tíos sí dejaron a su perra aquí y no montaron este pollo al separarse de ella. ¡A ver si te vas a estar volviendo una vieja de estas que empatizan de forma exagerada con los animales! -¡Como me vuelvas a decir eso, te pego un bofetón!
 -Bueno, dile adiós a la perra.
 Doña Marta volvió a lloriquear.
 -De aquí al asilo -se dijo nuestro protagonista. -Quenovuelvasadeciresoyonoestoyviejamedapenaquesevayalaperra...
 -Venga, vamos a ver a Diez, a ver si él te entiende.

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