-Muy
buena hoy la cena, Fran -dijo Juan Gordal a nuestro héroe al
acabarla.
-Gracias,
Juan, pero estando mamá medio mala no podía hacer otra cosa que
prepararla yo.
-Aversioscreéisquemeestoymuriendoyopuedoconestoy
muchomáshoyhetenidoclaseconlosniñosy
salvolastoseshepodidocontodoyluegomeheidoalcon
ciertoqueconloscarameloshecontenidolatos...
-Joder,
es increíble -dijo Fran-. Con la garganta irritada está con más
fuerza que ninguno de nosotros.
-SíahoradiráslodelaEPOquemequeréisenterraryaúnnome
hemuertoahoravoyafregarporquehoytengo
quedormirbienparqueestosemepaseynovoyadejarquelohaganingunodevosotrosquemañanavoyporla
tardeconlosniñosalmuseoqueseloprometíyloheidodejando...
-Yo
no sé cómo si no ha parado de quejarse de la garganta está
haciendo planes para el día siguiente.
-Deja,
mamá, me encargo yo dijo Juan.
Una
vez más la energía de Doña Marta dejaba a ambos hermanos en fuera
de juego. Se había levantado con una irritación de garganta que
nuestro protagonista atribuía al cambio estacional, pero no
disminuía su ritmo ni delegaba ninguna tarea. Y eso que afirmaba que
tenía toses y dificultades respiratorias que no habían notado en
absoluto sus hijos con la capacidad pulmonar que demostraba cada vez
que hablaba. Y encima, cuando la Tía Maria Cristina había pasado
esa tarde por la casa y como de costumbre, sin haber visto nada había
decidido por todos, Doña Marta le había echado una bronca digna de
verse.
-Joder,
Juan, la tía le dijo que tenía una alergia y mamá se ha puesto...
le dijo deningunamanera
yaheconsultadoconunalergólogoytúnomedasleciones...
bueno, me ahogo, no puedo hablar como ella.
-Yo
he estado todo el día escribiendo elguión, y me apetece sentrme un
poco. No sé cómo lo hace. Menos mal que ya se ha acostado.
Pero
entonces, Doña Marta en camisón y ojerosa entró por la puerta.
-¿Pero
no te habías ido a dormir?
-Esquenopuedodormircponelzumbidoqueechoalrespirarylastosesmevengoaquíaversisemepasaun
pocoporqueasínohayquienduermavosotroscomonohabéistenidolagargantairritadanosabéisloquees...
-¡Joder,
encima no duerme! -dijo Juan.
-Para
mí no hay duda, tiene que doparse, no hay Critao que aguante eso.
-NiñoaquetepegounalecheporblasfemarnometasanuestroSeñorenestoqueaversisemepasaypuedo
dormirqueestoeshorrible...
-Mamá,
hemos tenido mal lagargnta.
-Puesyasabéisquenosepuededormirquelairritacióntehaceoírtupropirespiracióncomounruidoterrible
peroyomañanavoyadarmiclaseporcojones...
-Pues
dime si no te dopas cómo lo haces porque yo no lo entiendo.
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