-Pues
yo creo que el anterior sistema era menos sofisticado, pero más
cómodo -dijo Juan Gordal.
-Bueno,
por lo menos así estás separado e individualizado, que para esto
siempre es mejor.
Los
dos hermanos hablaban del cambio que se había producido en los baños
de la FNAC, que de ser una enorme sala donde uno abría y cerraba sus
puerta para hacer sus menesteres, habían pasado a tener un sistema
de bloqueo automático controlado por un operario, y sobre las
puertas una luz indicando cuáles están libres y cuáles no.
-Me
recuerda un poco a las celdas de una cárcel -dijo Juan Gordal.
-Pero
mira, si así fuese, así al menos estás libre de violaciones en la
ducha. Supongo que habrán buscado intimidad, aunque fuese a costa
del espacio disponible y la comodidad.
-Bueno,
mira -dijo Juan-. Se queda uno libre.
Se
encaminó, abrió la puerta y... ¡No podía creerlo! El hombre que
estaba dentro no había terminado de recoger sus cosas y se lo
encontró de cara.
-Lo...
lo s... lo siento -acertó a balbucear Juan.
-No
pasa nada, se ve que el sistema se ha roto.
-No
-interrumpió el operario que controlaba los bloqueos-, es que esa
puerta no cierra bien
Cuando
por fin lograron salir de allí Juan seguía colorado como un tomate.
-No
me lo puedo creer, es de lo más vergonzoso, encontrarse con un tío
antes de que acabe de cagar.
-Al
menos se lo ha tomado bien, pero esto quiere decir que tampoco para
la intimidad sirven esos baños.
-Pues
ahora sí que podemos decirlo, es lo que por allí llaman una “peora”
-Sí,
algo mucho más aparatoso que en lugar de mejorar empeora.
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