miércoles, 18 de mayo de 2016

Peoras en la FNAC

-Pues yo creo que el anterior sistema era menos sofisticado, pero más cómodo -dijo Juan Gordal.
-Bueno, por lo menos así estás separado e individualizado, que para esto siempre es mejor.

Los dos hermanos hablaban del cambio que se había producido en los baños de la FNAC, que de ser una enorme sala donde uno abría y cerraba sus puerta para hacer sus menesteres, habían pasado a tener un sistema de bloqueo automático controlado por un operario, y sobre las puertas una luz indicando cuáles están libres y cuáles no.

-Me recuerda un poco a las celdas de una cárcel -dijo Juan Gordal.
-Pero mira, si así fuese, así al menos estás libre de violaciones en la ducha. Supongo que habrán buscado intimidad, aunque fuese a costa del espacio disponible y la comodidad.
-Bueno, mira -dijo Juan-. Se queda uno libre.

Se encaminó, abrió la puerta y... ¡No podía creerlo! El hombre que estaba dentro no había terminado de recoger sus cosas y se lo encontró de cara.

-Lo... lo s... lo siento -acertó a balbucear Juan.
-No pasa nada, se ve que el sistema se ha roto.
-No -interrumpió el operario que controlaba los bloqueos-, es que esa puerta no cierra bien

Cuando por fin lograron salir de allí Juan seguía colorado como un tomate.

-No me lo puedo creer, es de lo más vergonzoso, encontrarse con un tío antes de que acabe de cagar.
-Al menos se lo ha tomado bien, pero esto quiere decir que tampoco para la intimidad sirven esos baños.
-Pues ahora sí que podemos decirlo, es lo que por allí llaman una “peora”
-Sí, algo mucho más aparatoso que en lugar de mejorar empeora.

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