42
años duraba aquella historia. En 1974, el Atlético de Madrid
llegaba a la final de la actual Champions
League,
entonces Copa de Europa. El rival era el gran Bayern de los años 70,
uno de esos equipazos legendarios que todos tienen en la cabeza. El
Atlético logró plantarles cara, incluso tener ganado el partido
hasta el último minuto de la prórroga, pero un gol del defensa Hans
Georg Schwarzenbeck forzó a deshora el empate, y todos saben que en
el nuevo partido que se jugó (entonces no existían los penaltys)
los alemanes fueron muy superiores. Aquella desgraciada final había
creado el estereotipo de que el Atlético de Madrid era el pupas, y
durante muchos años fue una losa para muchas generaciones de
aficionados rojiblancos. Nuestro protagonista mismo no había nacido
entonces, pero había oído en múltiples ocasiones a su padre hablar
y lamentar aquella final perdida, sobre todo por la gran admiración
de Don Luis Gordal a varios jugadores de aquel Bayern, singularmente
Gerd Torpedo
Müller, “el delantero total.”
Por
ello cuando 42 años más tarde, el Atlético y el Bayen volvieron a
cruzarse en la competición, no era extraño que muchos lo viesen
como una revancha tardía. El club promocionó aquel cruce de
semifinales con el slogan “Por nuestros mayores.” Fran encontraba
esa idea entrañable y buena, pero tenía otras cosas en mente.
-Entonces,
¿no te apetece la revancha, Fran? -preguntaban en su familia.
-Claro
que me apetece, pero yo tengo otra revancha en mente.
Los
días previos a los dos partidos no dejaba de repetirse que el Bayern
de nuevo era favorito a todo, pero como siempre, el Cholo
Simeone, el jugador y ahora entrenador que había dado la vuelta al
Atlético en los últimos años, que había convertido a un equipo
que cogió cuarto por la cola en la liga en un club multicampeón,
decía que con humildad y trabajo se los podía superar, idea que se
engrandeció tras el partido de ida, que el Atlético ganó uno a
cero con un golazo de Saul Ñiguez,
y donde aguantó muy bien el
terrible ataque de los alemanes en la segunda parte. La primera parte
de la hazaña estaba hecha, pero quedaba un partido de vuelta muy
duro en Munich. Nuestro protagonista no dejaba de decirlo:
-Cuidado
con Munich, que es un campo muy jodido.
-La
revancha de los mayores aún no se ha conseguido ¿verdad?
Además
ocurrió una cosa muy fea que cargaba aún más el partido de vuelta:
resultaba que los clubes señoritos de toda Europa, incluyendo al
mismo Bayern, no veían con buenos ojos que el Atleti pudiese llegar
a hacerles frente. Diversas personalidades ligadas al Barça, a los
grandes clubes italianos y a otros empezaron una absurda campaña
mediática contra el fútbol del Atlético de Madrid tachándolo de
defensivo, feo, aburrido, etc. Un ex jugador del Bayern, Karl Heinz
Rummenigge, había llegado a cargar contra el formato de competición
“porque clubes como el Atlético siguen adelante y la Juve está
fuera.”
-¡¿Pero
cómo tienen cojones de decir eso?! -se preguntaba nuestro
protagonista-. ¡Anda que los italianos se han caracterizado por su
juego preciosista y vistoso!
-Es
todo clasismo, Fran, a los clubes señoritos no les mola ver a otro
en su cortijo -le respondió Juan.
-Eso
hará más grande nuestra victoria.
-¿Por
los mayores?
-Sí,
pero tengo otra cosa en mente.
Y
así ocurrió que en el partido de vuelta, el Bayern salió en tromba
y logró adelantarse. Todo parecía indicar que el Atlético
recibiría un terrible golpe en su moral, ya que al descanso los
alemanes iban ganando y habían dominado de cabo a rabo. Incluso
habían dispuesto de un penalty a favor bien parado por Oblak, el
excelente portero esloveno del Atlético de Madrid. Pero los cambios
del Cholo
lograron que el equipo tuviese más posesión de pelota y disfrutase
de alguna ocasión a la contra y en una de ellas, Antoine Griezmann
empató el partido. Un gol posterior del Bayern sirvió para dar la
dosis de sufrimiento necesaria al pase.
-Joder, la última media hora ha sido terrible para mí -dijo Fran
-No
exageres, que ya estáis en la final. Tampoco ha sido para tanto.
Sin
embargo, nuestro protagonista había llegado a ver al Atleti
eliminado, y los alemanes no encajaron bien la derrota. Rummenigge,
el mismo que se quejaba del sistema de competición, ahora decía que
se sentía estafado por el árbitro, y Arturo Vidal, jugador chileno
del Bayern, decía que en modo alguno había pasado el mejor. Las
causas de sus quejas eran un posible fuera de juego en el gol de
Griezmann y un inexistente penalty que se pitó a favor del Atleti.
-Pues
que se jodan, el gol no hay manera de ver claro si es ilegal, y el
penalty se ha fallado, así que no lloriqueen. Ya estamos en la
final.
-Y
habéis dado la revancha a los mayores.
-¡Y
dale con eso! A mí no me preocupa.
-Bueno,
pues ahora que ya habéis pasado dí qué es lo que tienes en mente.
-Pues
no sé si te acuerdas -dijo Fran poniendo tono de hablar de una cosa
evidente-, que hace dos años llegamos a la final. Y como con ellos,
un gol a deshora de un defensa nos privó de la copa después de
haber sido mejores y habernos adelantado.
-¡Es
verdad! Hay que ver, dos finales en tres años, cuando entre la del
Bayern y la del Madrid pasaron exactamente 40. De modo que tú
quieres la revancha pero con el Madrid.
-Me
da igual ganársela al Madrid o a cualquier otro, pero esta hay que
ganarla. Por todos los que han seguido al Atleti. Que pasen el Madrid
o el City, pero que no volvamos a perder de esa forma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario