jueves, 27 de octubre de 2016

Haciendo Halloween sin quererlo.

-Pues un año más ha llegado el día de difuntos, Juan -dijo nuestro protagonista.
-Sí, pero todavía se ven muchos de los que se disfrazaron celebrando el Halloween.
-Cada año más, no hay manera de pararlo.
-Pues dicen ahora que aquí se celebraba el Halloween desde los tiempos de los antiguos iberos.
-No, mira, fiestas similares de hogueras, leyendas de brujas y monstruos había aquí, como en casi todas partes, pero ahora se celebra por lo que se celebra.
-Y somos tú y yo los únicos que parecemos resistirnos.
-Depende, que una cerveza en los sitios que lo celebran y un poco de bromas con las chavalas disfrazadas de brujas sí que hemos hecho.
-Pero no nos hemos disfrazado -dijo Juan.
-No, porque nosotros no damos de vampiros ni de zombies...
-Bueno, si sales con un jersey un poco castigado, algo roto y...

Aquí Juan se interrumpió bruscamente. Se dio cuenta de que el jersey negro que llevaba tenía manchas de yeso y aún más grave: ¡la cremallera de sus pantalones no cerraba bien!

-¡Vámonos a casa! -dijo
-¿Por qué?
-Joder, echa un vistazo, si eso luego te lo explico.

Fran rompió a reir y no dejó de gritar:

-¡Te has disfraazado de zombie sin preteenderlo!
-Eso, encima ve pregonándolo.

Ya en casa, Juan se cambió de arriba a abajo, y con otro animo abrió una caja de buñuelos de viento:

-Sigue siendo lo mejor de estas fechas, los buñuelos y los huesos de santo.
-Pero si ya nos disfrazamos hasta sin querer, a ver cuánto tiempo los mantenemos.

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