-Pues ahora en cuanto me vaya tenéis
que preparar una ensalada de tomate con huevo duro para cenar -dijo
categórica la tía María Cristina que había venido de visita.
-Pero si ya tenemos cena, unos filetes
de bacalao que...
-Nada. El pescado por la noche os va a
sentar mal, y además ya habéis comido animales. Ahora cenáis eso
para no engordar.
La tía María Cristina seguía
empeñada en dirigir la vida de todos los que se cruzaban en su
camino, y especialmente la comida, empeñada como estaba en que Fran
no llegaba a atarse los zapatos por gordo, contra toda evidencia y
muestra. Todo ello sin tener ni pajolera idea de nutrición, y
soltando perlas como que beber agua caliente ayudaba a adelgazar. Y
eso aquí, porque según los Gordal Palacios tenían comprobado y
sabido que al tío Paco no le dejaba ni ponerse las zapatillas a la
hora en que él quería, ni levantarse a su gusto, ni tomar más que
un vaso pequeño de cerveza...
-Pero si está en buen estado para su
edad y ya es mayorcito -decían Fran y Juan a la tía.
-Porque yo lo he mantenido en buen
estado -insistía ella -. Y Fran, no me gusta que leas ciencia
ficción. A partir de ahora vas a coger de la biblioteca poesía.
Fran dejó pasar medio minuto antes de
responder para ver qué se le ocurría ante la última imposición de
su autoritaria tía. Hasta ahora siempre le había parecido bien que
Fran leyera, pero de pronto había decidido el género que debía
ocupar sus lecturas.
-Pero tía, si nadie lee eso ya.
Déjate de imposiciones.
-Precisamente. Nadie lo lee y habrá
que recuperar el género.
-Está bien -dijo nuestro protagonista
pensando que ya iba a salir y dejaría de querer dirigir su vida y la
de los demás.
Una vez se hubo marchado, los Gordal
Palacios prepararon su cena normal, hablaron de sus asungtos y
atendieron sus cosas. Pero cuando estaban viendo una película de
acción en la tele, el teléfono sonó. Era la Tía Maria Cristina:
-Dejad inmediatamente al Clint
Eastwood, y poned ahora mismo La Otra de Telemadrid que sale el
Escorial.
-Oye, tía -dijo nuestro
protagonista-, ¿no crees que te estás pasando ya dirigiéndonos?
-Tú ponlo ahora mismo que tienes
mucho que aprender.
-De acuerdo tía -dijo y colgó. Pero
evidentemente explicó a Juan Gordal y Doña Marta Palacios que
bastaba que se lo dijera así su tía para que no lo hiciera.
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