lunes, 4 de febrero de 2019

La maldad de un simple paraguas.

-Bueno, pues toma los 5 euros
-Grasias, siñor -dijo el hindú que le vendió el paraguas.

Al final había ocurrido lo que nuestro protagonista deseaba evitar. Creyó que pese al anuncio de lluvias que esperaba para aquella tarde, podría llegar a casa sin necesidad de un paraguas y que no sería necesario gastar dinero ni sufriría ninguna molestia. Pero la lluvia arreció, y además, él y Juan Gordal habían sufrido un retraso a causa de una manifestación en Sol que les obligó a desviarse. Aquel paraguas parecía de mala calidad pero sufiencte para llegar a casa al abrigo de la lluvia.

-Si no hubieras sido tan cabezón y hubieras cogido uno al salir esto no sería necesario -le dijo Juan.
-Bueno, pero ya está hecho. Ahora me protegeré con él y...

Fran se horrorizó al abrirlo. Ya hemos dicho que seguramente no iba a ser el mejor paraguas pero solo con abrirlo, los hermanos ya vieron que se había doblado una desus varillas.

-Joder, y cinco euros por esto -dijo Fran.
-¡¿Cómo?! ¡¿Encima has pagado 5euros?! ¡Si siempre los acaban dejando a tres. Eres tonto
-Bueno, mira no me cargues, a ver si llegamos con él a casa.

Nuestro protagonista lo llevaba con mucho cuidado, pero al llegar a una calle más ancha el viento arreció y dio la vuelta al parguas. Y al colocarlo, otras dos varillas se estropearon.

-Bueno, ya está la mitad del camino hecho. Yo creo que llegas. Y te has mojado lo justo.
-Pero vaya mierda de paraguas... -comenzó a decir Fran, y se cortó porque el mango del mismo cayó de su mano-. Bueno, si esto sigue así, al final llego a casa en pelotas.
-Parece mentira, Fran, creo que un parguas no puede dar lugar a más incidencias que las que te han caído a ti
-Lo que sé es que a partir de ahora cuidaré de llevar siempre el mío de casa. 


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