-Bueno, pues toma los 5 euros
-Grasias, siñor -dijo el hindú
que le vendió el paraguas.
Al final había ocurrido lo que
nuestro protagonista deseaba evitar. Creyó que pese al anuncio de
lluvias que esperaba para aquella tarde, podría llegar a casa sin
necesidad de un paraguas y que no sería necesario gastar dinero ni
sufriría ninguna molestia. Pero la lluvia arreció, y además, él y
Juan Gordal habían sufrido un retraso a causa de una manifestación
en Sol que les obligó a desviarse. Aquel paraguas parecía de mala
calidad pero sufiencte para llegar a casa al abrigo de la lluvia.
-Si no hubieras sido tan cabezón y
hubieras cogido uno al salir esto no sería necesario -le dijo Juan.
-Bueno, pero ya está hecho. Ahora me
protegeré con él y...
Fran se horrorizó al abrirlo. Ya
hemos dicho que seguramente no iba a ser el mejor paraguas pero solo
con abrirlo, los hermanos ya vieron que se había doblado una desus
varillas.
-Joder, y cinco euros por esto -dijo
Fran.
-¡¿Cómo?! ¡¿Encima has pagado
5euros?! ¡Si siempre los acaban dejando a tres. Eres tonto
-Bueno, mira no me cargues, a ver si
llegamos con él a casa.
Nuestro protagonista lo llevaba con
mucho cuidado, pero al llegar a una calle más ancha el viento
arreció y dio la vuelta al parguas. Y al colocarlo, otras dos
varillas se estropearon.
-Bueno, ya está la mitad del camino
hecho. Yo creo que llegas. Y te has mojado lo justo.
-Pero vaya mierda de paraguas...
-comenzó a decir Fran, y se cortó porque el mango del mismo cayó
de su mano-. Bueno, si esto sigue así, al final llego a casa en
pelotas.
-Parece mentira, Fran, creo que un
parguas no puede dar lugar a más incidencias que las que te han
caído a ti
-Lo que sé es que a partir de ahora
cuidaré de llevar siempre el mío de casa.
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