-¡No me digas que estás viendo otra vez cine de efectos
especiales cutres de los 50! -dijo Juan Gordal.
-De cutre nada -respondió nuestro héroe-.¡Tarántula! es
una cumbre de la serie B, y encima sale el genio, el grande entre los
grandes del cine en todos los puestos, como actor, como director,
como productor...
-Bueno, siento decepcionarte, pero aquí casi no se le ve, aunque
sí, Clint Eastwood hizo sus dos primeros papeles en el cine en dos
pelis de éstas de los 50 en papeles casi de extra. Mucho antes que
ser icono del oeste y del cine de acción era figurante en películas
de monstruos.
En efecto, ¡Tarantula! era la segunda película en la que
el tan icónico intérprete y artista aparecía en la gran pantalla,
pero lo cierto es que más allá de este episódico cameo, el film
ofrecía muchos puntos de interés y era buena en casi todo: partía
de una composición muy típica de la ciencia ficción, un científico
que sufría una catástrofe en una investigación que llevaba
adelante con el más noble de los propósitos, en este caso buscar un
superalimento que desterrara definitivamente el hambre del mundo, y
que liberaba una criatura monstruosa como consecuencia de sus
experimentos, ni que decir tiene que aquí es una tarántula
gigantesca. Pero el ritmo era exactamente el que le convenía, el
suspense se administraba de modo muy inteligente, y todos los efectos
eran muy buenos, incluso aceptables hoy con todo lo que había
avanzado el cine. Quizás se podía exigir un final un poco mkás
lucido y aparente, a la altura de lo que era la película hasta ese
momento, pero eso no deslucía en modo alguno las virtudes de la
cinta.
-Cuando aparece el bicho sobre las colinas es la leche, no
importa cuántas décadas pasen -decía nuestro protagonista.
-La verdad es que incluso el momento de la catástrofe y otros,
que con lo que ha avanzado la técnica podrían haberse quedado
desfasados ahora incluso parece que son mejores así, que no se
necesita, tanto ordenador ni tanta animación.
-Cierto, a veces me gustaría que volvieran a hacerse las cosas
así y no rezumando píxeles y apaños.
-Y un papel más lucido del más grande, ahora que sabemos que da
de sí para ello.
Ficha de la película, aquí.
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