sábado, 2 de noviembre de 2019

El rechazado.


-Bueno, pues ya estoy de vuelta. En las fiestas de Móstoles lo he pasado muy bien -dijo nuestro protagonista-. El cocido estaba muy bien, he visto el partido, y también tenían libros a la venta...
-Qué bien te lo pasas siempre. Yo en cambio cada vez estoy más sólo -dijo Juan.
-¿Otra vez con esos lloros? Sabes tan bien como yo que te ofrecieron ir.
-Pero se nota que es por compromiso. Nadie me aguanta.




Otra vez nuestro protagonista lidiaba con esa persistente manía de su hermano. Cada cierto tiempo lo veía deprimido por no salir nunca de las cuatro paredes de la casa, pero cuando le daban oportunidad nunca quería ir a ningún sitio.Según él todo el mundo lo detestaba. Y como en cualquier proceso de este tipo, el decaimiento y la angustia se retroalimentaba.

-Esta semana se han interesado por ti mamá y la Tía Maria Cristina, Carolina y Alvarito...
-Sí, me apetece mucho ir a cine de señoras mayores o a fiestas de mi cuñado.
-Pero tam,biéjn tus compañeros de la facultad...
-¿Y cómo quieres que muestre mis miserias ante ellos?
-Y el Canijo, al que hace tiempo que no ves...
-Un borracho tirado. Nadie me quiere, no voy a salir nunca.
-Mira Juan, no te quejes si no haces nada cuando te dan la oportunidad.
-¿Pero no ves que es por lástima y no quiero que me vean lo jodido que estoy?
-¿Y yo sí? Pues mira, va a llegar un momento en que yo también voy a renunciar a levantarte la moral.
-Sí, eso, abandonadme todos. Yo hasta que no haga algo no voy a salir.

Nuestro protagonista estaba preparando la respuesta, que era imposible hacer nada con un bajonazo que ni se atrevía a salir de casa que ver a otra gente era el principio, y el teléfono sonó. Juan lo cogió, y cuando volvió exclamo con alivio:




-¡Menos mal que me he librado de esto!
-¿De qué?
-Que el Chus, el de la facultad, quería que fuera este sábado a Villaverde y ya me he librado. Bueno, a ver cómo hago para salir de este círculo.


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