lunes, 6 de enero de 2020

Entre botas y hostias.


Aquel día estaba nuestro protagonista feliz. Andaba por la calle como en uno de esos videos musicales tipo Salta de Tequila, o Happy de Pharrel Williams en los que un personaje va caminando por la calle visiblemente contento. No sabía a qué se debía, pero se sentía tremendamente a gusto. Además le parecía ir a mayor velocidad de la que era habitual. Miraba las tiendas, continuaba, pensaba feliz en sus cosas... Era algo sorprendente. Solo al llegar a casa y quitarse las nuevas botas que había recibido en Reyes se dio cuenta: todo era la diferencia de unas botas con las que andaba ny unas que ya no servían. Al sacarlas y no irse tras sus pies el recubrimiento aislante de las botas recordó que toda la mañana no había tenido que atárselas para pasar un solo cruce. Podía pararse a mirar lo que quería sin pensar en sus pies.

Joder, es un cambio que hay que experimentarlo musitó.
Es que los pies nos sustentan, cualquier cosa con los zapatos es muy molesta le respondió Juan Gordal.
Pues será, pero hoy, yo que soy bien adulto he entendido esa frase de como un niño conzapatos nuevos.
Parece que te hubieras comprado un tebeo nuevo muy buscado.
Hasta me apetece ponerme a hacer ejercicios.
Hoy no toca.
Bueno, pues voy a barrer.

Nuestro protagonista limpió toda la casa, fregó los platos, ordenó las estanterías... Cuando le llamó su hermano para traer unas compras tenía ganas de volver a la calle, y ayudó a escoger toda la comida otros enseres.

Pareces mamá cuando vuelve de una misa. A ver si esas botas van a estar dopadas.
No, es que estoy muy cómodo y muy bien. Por cierto, ya que hablas de mamá, creo que se ha ido a un acto de esos a los que va ella con el cura de la parroquia a favor de la cultura cristiana o no se qué.
O sea, que el uno con las zapatillas y la otra con las hostias hoy me vais a tener fino.



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