—
Hijosquedaunpocodejamónenlaneveraquehabráqueteerminarseyquesodelqueoscomprasteisque
miraqueosdijequetrajeseiospocoqueyonocomoquehabíaqueconsumirlorápidoyquenoqueríaquese
quedaraahí...
—
Bueno, mamá, ponnos un poco — dijeron
a la vez Juan y Fran Gordal.
De
modo que nuestro protagonista asumió que aquel día en cuanto a
dieta no iba a avanzar, y pensó que al menos había retomado su plan
de ejercicios con Juan Gordal. Pero al día siguiente, cuando fue a
buscarlo se encontró que su hermano no estaba por la labor:
—
Si no es que no quiera, es que me han vuelto a dar las agujetas...
—
Juan, sabes cómo va esto. Si no entrenamos hoy, mañana será como
volver a empezar.
—
Te prometo que retomamos, pero hoy tengo los gemelos echos mierda.
De
modo que nuestro protagonista asumió que era mejor que aquel día se
dedicara a su preparación intelectual y no física. Pero cuando dijo
esto ya era la una, por lo que no estaba seguro de que aquel día
sirviera para gran cosa. Pero se decidió, estudió hasta las dos y
media las oposiciones.Faltaba poco, si aprobaba el año tendría un
punto de partida mucho mejor, un año que ya no podía perder para
ponerse al día en su vida. Pero en mitad le acosaba la pereza, le
daba ansiedad por picotear, se cansaba antes de lo que solía...
Decididamente arrancar iba a ser complicado. Y más con Doña Marta
de por medio que al mediodía volvió a sorprenderle:
—Ayhijosqueestoestabaenlasestanteríasdelqatiendaeranunospolvoronesycomohastaelañoquevieneno
volveráahaberquierotomarunospocosporqueyaseacabaysiempremedapenasalirdelasnavidadesnosoycapazdehacerlodeltirón...
—
Sí, me lo creo, es difícil aunque uno lo intente.
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