jueves, 23 de enero de 2020

Un gesto de gafotas.


Hacía mucho que no te ponías las lentillas, Fran dijo Juan Gordal a nuestro protagonista. ¿Qué ha pasado hoy?
Nada, que he tenido que ir a una entrevista de trabajo, y tenía que ir lo mejor posible.
Pero ahora ya has acabado, te las podrías haber quitado.
Ni cuenta me doy. No creo que me afecte mucho.
No, claro, si tienes bien graduada la vista...

De modo que los dos hermanos desarrollaron su tarde normalmente, con una caminata por varios puntos de la ciudad.Juan gordal se fijó en un tipo de locales y establecimientos que crecían abundantemente en aquella calle:

Cuántas iglesias y sitios cristianos. ¿tanta devoción hay?
Bueno, si te fijas son iglesias evangélicas. Han empezado a llegar de Hispanoamérica, no tenían muchos lugares de culto y cada vez hay más. ¿Ves que las cruces no son exactamente como las que vemos nosotros habitualmente?
Sí, tienes razón, no lo había visto. Ya veo que las lentillas no te afectan para eso.
En absoluto. Con ellas veo de maravilla. No me afectan.

Pero nuestro protagonista quiso remarcar esta afirmación con un gesto de rotundidad que le solía aparecer cuando estaba muy seguro de lo que decía y se llevó el dedo al entrecejo haciendo el gesto de colocarse las gafas... ¡que en aquel momento no llevaba! Se dio inconscientemente un topetazo con el dedo en la frente y recordó el accidente de Doña Marta Palacios con el palo de una escoba.

Pues ahora casi me saco el ojo por olvidar la tontería de las gafas dijo nuestro protagonista.
Hombre, ya echaba yo de menos algún accidente de ese tipo afirmó Juan . Aunque no te des cuenta siempre te altera que te saquen de una costumbre arraigada que tengas.
Tampoco hay que exagerar. He hecho un gesto que no se correspondía. He visto bien, no me han escocido los ojos...
Y uno de ellos casi no te escuece nunca más porque por poco no te lo sacas.


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