—Es una gilipollez querer cerrar
esto cuando siguen abiertos los
bares —decía Juan Gordal al
entrar aquella tarde en el Retiro.—Bueno, vamos a dejar de lado
eso y vamos a disfrutar. Mira
los perretes qué felices corriendo. Y respira un poco de aire puro. Hasta me sacaría
la mascarilla si por mí fuera, que creo que en todo este espacio abierto es muy
difícil contagiarse. Pero basta que venga un munipa con ganas de lucirse para
amargarte el paseo.
Entre unas cosas y otras, nuestros protagonistas llevaban seguramente más de un año sin entraren el gran parque de la ciudad. Primero porque no era ya algo habitual en su vida. Segundo porquelas cuarentenas y demás medidas contra la situación excepcional que afligía la ciudad y el mundodonde vivían había reducido al mínimo la oportunidades de acercarse a este pulmón del centro dela ciudad. Pero así y todo respirar aire fresco era algo que se agradecía, y al final, el Retiro era unode los lugares donde el rimo de vida se parecía más a una situación de normalidad. Incluso con lagente corriendo por la noche.—Cuidado con los runners, Fran, que van resoplando y jadeando sin mascarilla. Necesitan espacio.—Estamos en España. No son runners, son corredores. Pero sí, parece que estosno han abandonadosus hábitos.—Son buenos, y además si tienes costumbre de hacer ejercicio y te las quitan unos días lo cogescon muchas ganas.—Apártate —dijo nuestro protagonista, que notaba que por detrás de ellos venía otro de aquellosdeportistas.Cuando le dejaron paso se asombraron de la enorme corpulencia de aquel corredor, y sin embargo,antes de notarlo ya estaba tres parterres más adelante que ellos.—Joder, mira que tiene el culo enorme, y la velocidad que pilla el hijo puta —dijo nuestro protagonista.—Y moviéndose así podría haberse apartado él, que tiene que pasar justo por nuestro lado —respondióJuan.—Creo que es el mayor animal que he visto moverse a esa velocidad después de un elefante que salióel otro día en un documental de la 2.—Habrá engordado con lo que ha pasado pero sin perder forma—O habrá mutado en esta situación. Desde luego un tío de ese tamaño moviéndose así en un ring delpeso pesado no tendría precio. ¡Míralo, por ahí vuelve!—¿Ya ha dado la vuelta? No puede ser.—O eso o su culo ni se ha movido de aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario