sábado, 31 de octubre de 2020

Encubridora.

 


Joder, un western un poco más complejo de lo que suelen ser esas películas, pero soberbio ―Comentó nuestro protagonista al acabar aquella gran película.

Parece otra de venganza y de ira, pero se aparta muy rápido de lo típico ¿verdad?

El personaje de Marlene Dietrich es muy característico. Y se aleja del papel que se solía dar en los westerns a las mujeres, más en esta época.

Y salvo ella no hay grandes estrellitas.

El director, otro muy particular.


Encubridora era un hallazgo dentro del oeste que convenía no perder de vista. Una rara incursión de Fritz Lang en un género alejado de lo que el director alemán solía hacer, y como queriendo completar el recopilatorio del star system germano, Marlene Dietrich daba vida a un personaje para recordar, Altar Keane, una mujer que ha hecho su negocio de esconder forajidos a cambio del 10% de lo que saquen en sus fechorías. La trama nos presenta a un hombre enfurecido después de que su novia y prometida hay muerto a manos de unos bandidos. En busca de venganza acaba haciéndose pasar también él por forajido y pidiendo protección a Altar, ya que sabe que el responsable de su desgracia está oculto entre sus huéspedes, y de este modo espera encontrarlo. Ni que decir tiene que progresivamente va interesándose más y más por Altar y planteándose muchas cosas.


La verdad es que Fritz Lang daba a estos temas de búsqueda, venganza y violencia un tratamiento muy característico. No suelta violencia sin más, consigue a veces hasta que comprendas al que la ejerce ―le comentó Juan.

No da personajes sin doblez. No son buenos y malos, simplemente, aunque aquí obviamente Altar y el protagonista son moramente mucho más recomendables que los forajidos que jodieron al protagonista.

Y Marlene Dietrich aquí tampoco es una sex simbol o supermujer y queda muy bien.

No hay duda, si a uno le gusta el western, o simplemente el cine debe verla.


Ficha de la película, aquí

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