sábado, 12 de junio de 2021

Dar salida al pescado

 


Pues si a ti te parece bien

vamos a comprar este pescado,

pargo —dijo Juan Gordal a nuestro
protagonista.
Claro que me parece bien, hasta

a mamá le gustó.


Este pez lo habían conocido los dos hermanos hace poco, era un pescado blanco muy bueno para
el horno. Parecía ser habitual en ciertas zonas del país que habitaba nuestro protagonista, pero
desde luego no en los mercados de la ciudad concreta de la ciudad concreta en que vivía. Era
semejante en forma a una dorada, pero de un color rojo más vivo y bastante más grande que ese
pescado criado en piscifactoría y mucho más habitual en los mercados cercanos a nuestro héroe. Fran
observó que había tres piezas de diferente tamaño.


Yo creo que con el grande tenemos para comer los tres bien —dijo.
Si os lleváis este otro más pequeño os cobro medio euro menos por kilo —propuso el pescadero.
Va a ser mucho. ¿No, Juan?
Deja, hombre. ¿Pero no eras tú el fan de los pescados al horno?
Sí, claro. Bueno, que lo meta.
El dependiente comenzó a desescamar los dos pargos, y después de recortarlos un poco volvió a
dirigirse a Fran y Juan:
¿No os queréis llevar también el último y os cobro un euro menos el kilo?
Pero es que ya es bastante lo que llevamos.
Déjalo, Fran, que nos lo llevamos,
Bueno, venga, ya le daremos salida.


Así los dos hermanos se llevaron casi cuatro kilos de pescado a casa, y habían gastado más de lo que
esperaban.


A ver ahora cómo lo comemos todo, van a ser tres días —dijo Fran Gordal
Me ha sacado cuatro euros más —añadió Juan.
Y ha vendido el stock. Encima decía que nos hacía un favor.
Me da que voy a tener que hacerte más caso cuando hables de pescados.
Bueno, pues ve pensando recetas de fumets, de horno, de salsas... Porque ahora habrá que darle salida.
Como ha hecho el pescadero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario